El socio de mi padre
Por DivasSensuales2.2
Enviado el 17/08/2023, clasificado en Adultos / eróticos
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Un amigo y socio de mi papá me despertaba ciertas sensaciones desde hace mucho tiempo y sé que yo a él también. Era un hombre alto, serio, de pocas palabras, con un cuerpo de ensueño, unos brazos fuertes y divinos ojos azules.
Nunca pasó nada entre nosotros porque mi padre es un hombre muy conservador. Si descubriera que su hija está con ese hombre 20 años mayor se enojaría y tal vez pondría en riesgo los negocios de mi familia.
La situación seguiría igual hasta que un día recibí una llamada de mi papá, su socio estaría en un rato en nuestra casa para cerrar un negocio, pero ni él ni mi madre podían llegar hasta un par de horas, así que me pidió que lo recibiera y lo entretuviera mientras ellos llegaban.
Llegó a los pocos minutos, lo invité a sentarse en el sofá, se sentía la tensión sexual entre nosotros, pero miraba a los lados y revisaba su teléfono con tal de no hablar conmigo. Yo había comprado ropa ese día y se me ocurrió modelarla para él, a fin de cuentas, mi misión era mantenerlo entretenido.
Fui corriendo a mi habitación y me puse lo que había comprado, regresé a la sala y se lo mostré. Era una falda que resaltaba mis nalgas, combinada con un top que dejaba ver bastante piel.
- Qué opinas? Lo compré hoy.
- Te queda muy bien. Tienes un cuerpo muy lindo.
- Ay gracias. Que caballero. Si mi cuerpo te parece lindo deberías verme sin nada a ver qué opinas.
- Oye, soy amigo de tu papá, un señor viejo para ti, por favor piensa bien lo que dices.
- Vamos, no soy una niña, estoy en mis 20s y tú en tus 50s, no tiene nada de malo. Además eres un hombre exitoso y muy guapo, debes estar acostumbrado a ver mujeres desnudas.
Me senté a su lado con la intención de seducirlo, pero ya estaba listo. Una erección era notable en sus pantalones. Puse mi mano en su bulto, le expliqué que mis padres tardarían en llegar y no habría problemas si nos divertíamos un rato.
Él saltó a mis labios, nos besamos mientras quitábamos nuestra ropa apresuradamente. Al fin pude ver su pene y era como lo había soñado, de buen tamaño y muy grueso. Lo besé, lo lamí, lo metí completo en mi boca y el simplemente estaba rendido ante mis habilidades orales. Para mí era un sueño hecho realidad, pero él era quien estaba en las nubes.
Él acariciaba mi cabello y me miraba orgulloso, me detuvo, me tiró en el sofá, abrió mis piernas y comenzó a besar. Primero los dedos, luego las plantas de mis pies, bajó beso a beso por mis piernas. Cuando llegó a mis muslos yo temblaba anticipando lo que seguía. Me devoró como un hombre hambriento, el caballero desapareció, ahora era un lobo feroz comiéndose a su presa. Me hizo gemir como nunca, luego me tomó por la cintura, me volteó y me puso en cuatro.
Me penetró lentamente, sentí como iba entrando abriendo las paredes de mi vagina. No sé cuántos orgasmos tuve, pero fueron varios, me daba más y más duro, mientras su ritmo aumentaba más me hacía gritar. Su grosor era celestial, justo lo que necesitaba. Me convirtió en su perra, me hizo lo que quiso.
Me tomó por el cuello y me llevó hacia él, volvió a besarme y me preguntó dónde quería su leche. Me puse de rodillas, acerqué mis labios a su verga y mis manos lo pajearon sin parar.
Me dijo "no eres una angelita como dice tu papá, te veo así y no sé quién eres", a lo que respondí "soy tu zorra y quiero leche". Lo masturbé aún más rápido y cuando salió el primer disparo pegué mis labios a la punta de su pene. Se vació en mi boca y me la tragué toda.
Ése encuentro fue rápido, los siguientes fueron mejores. En algún momento mi familia se va a enterar. Mientras tanto sigo haciendo negocios con el socio de mi padre, él me da su rico pene y yo le ofrezco mi tierna vagina, es una transacción justa.
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