De pronto, un olor a humo, no se podía levantar. Se había quedado dormido en el sofá de su despacho. No sabía si estaba soñando o era real. Por sus pensamientos ondulaban miles de escenas de todos los niveles y de todas las similitudes de su vida.
Sobre todo de las ordenes que daba a su subordinados, a sus ministros, a su militares, incluso a sus familia y parientes más cercanos. En ese momento, que respiraba un aire contaminado, donde su cuerpo, grande, corpulento, sin miedo a nada ni nadie, se encontraba a absorbiendo la sensación de que cerca de él, se estaba produciendo un fuego sin procedentes. A lo lejos, se escuchaba una voz que decía a gritos;
---el presidente se encuentra dentro, ¡hay que sacarlo!, rápido, ( mientras se escuchaba correr y chillar).
-En ese momento deseaba alargar la mano y coger un teléfono que tenía en la mesita de al lado.
-En ese momento, deseaba pedir auxilio, para que lo socorrieran.
-En ese momento y por primera vez, deseaba pedir a su Dios un milagro para salvar su propia vida. Pero en el momento de querer pedirlo, veía tantas y tantas atrocidades que había cometido en su cargo. Sé veía así mismo corriendo y como el fantasma de sus recuerdos, de sus acciones lo perseguía, dentro de un humo irreconocible. Era como si una gran niebla lo tirara hacia sus maldades cometidas. Terminando llorando sin despertad del sueño en el que estaba metido.
-Sentía como si un fuego con grandes dimensiones se estuviera extendiéndose al rededor de su cuerpo. Era un dolor desconocido para él.
-Sentía que todo el monopolio que había creado, al rededor de su persona, no tenía fuerza, ni poder en ese momento.
-Sentía que todas las personas que estaban a su mando, en su poder, dentro de sus dominios, ninguna era verdadera, ninguna actuaba sincera hacia su persona. Escuchándolos pasar de largo, detrás de la puerta de la habitación que se encontraba.
De pronto se escucha una voz contundente, fuerte, con voz de mando, que le dice;
--¿quieres vivir, quieres mi ayuda? Seguido de un profundo silencio, tanto dentro de su mente, como del espacio donde se encontraba.
Se quedo callado, pensado, que solo el hecho de sentir el calor, el fuego, el dolor sin tener ayuda, ni nadie en ese momento cerca. Era una muerte muy dolorosa. Contestando sin pensar nada más.
-- ¡síiiiiii! Ayúdame, quiero vivir, (contesto llorando)
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