Mientras la abuela hablaba, el gatito la escuchaba muy fijo, mirándola seriamente a los ojos, mientras pensaba;
--¡Eso, ayúdame!, ¡sácame de aquí !, antes de que sirva de comida, para unos mugrientos, muertos de hambre. ¿Si os veis así?, es porque los que os gobiernan, no tienen aspiraciones, no piensan en su pueblo. Solo piensan en su orgullo. Deberían de haber cogido lo que yo le ofrecía. Dinero, poder ser conocido por impedir una masacre en su pueblo. Yo le regalaba riquezas. ¿Ahora que tenéis?, ¡nada!, porque os voy a destruir. No pienses que me quedare con una mal oliente y pestosa como tu nieta. Seguro ni se lava. Uff, hasta olerá mal, (haciendo un movimiento con la cabeza, como si le diera un repelús)
La abuelita seguía hablando y acariciándolo con cariño con lagrimas cayendo por sus mejillas, mientras él pensaba, lo que haría con todos, una vez, volviera a su estado normal. En ese momento se escucha;
--¡Abuelaaaa! estoy aquí.
Secándose las lagrimas con la mano, se dio la vuelita y se encontraba una niña triste, sucia, llena de polvo. Se veía que había estado escondida en algún lado. La abuela se acerco a su nieta y le dio al gatito, diciéndole;
--Mira hija, que te he traído. Es muy bonito, será tu amigo, cuídalo y quiérelo.
Mientras se lo daba se escucho un disparo, cayendo la abuela al suelo, viendo que era el hombre que quería el gatito para darle de comer a sus hijos. Dándose cuenta la abuela, le grito;
--corrreeeeeeee, llévate a tu amiguito nuevo y salvaros los dos. (Muriendo en el acto).
La niña mientras corría, lloraba, apretando al gatito hacia ella. Diciéndole;
--yo te cuidare, pero tu cuida de mi. Yo soy muy pequeña aun y siempre he estado protegida por mi abuelita. Lloraba, lloraba y llamaba a su abuelita. Decía ¡vuelve, vuelve!, ¿qué hago ahora?, no se estar sin ti. ¿Dónde voy a vivir?, ¿donde busco ayuda?, tengo habré y frio, ¿Dónde me escondo?
Por primera vez, el gatito sintió lastima de su nueva amiga.
Por primera vez, sintió que realmente alguien daba la vida por él, sin tener nada a cambio.
Por primera vez, no pensó nada sucio, ni maldijo a nadie.
Por primera vez, deseaba ayudar y darle consuelo.
De pronto la niña vio una vivienda medio derrumbada, entro y se escondió, hasta entrada la noche. Habiendo pasado varias horas, salió y busco algo de comer, encontrando en el suelo un trozo de pan duro y un poco de agua. Miro al gatito y le dijo;
--¡Ven!, vamos a comer.
En un lado del suelo, le migo como pudo, un trocito de pan y en su mano, le dio de beber un poco de agua. El gatito se acerco, bebió de su mano y empezaron a comerse el pan duro los dos juntos
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