TÓPICOS Y ESTÉTICA DEL CINE 2 (FINAL)
Por franciscomiralles
Enviado el 22/09/2023, clasificado en Reflexiones
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En otro orden el espectador ve que un personaje de la película entra en un bar y le dice a un amigo: "Me muero de sed, y voy a tomarme una jarra de cerveza bien fría". Pero dicho espectador que también tiene sed, se queda perplejo al constatar que este personaje del film tan sólo toma un pequeñísimo sorbo de la tonificante bebida, echa una moneda sobre la mesa sin esperar el cambio y se va tan campante. Pues si no estaba sediento ¿por qué entraba en aquel local? ¿acaso mentía? Este mismo contrasentido se puede apreciar en las películas cuya acción transcurren en el desierto. Los protagonistas andan cansinamente por las desoladas llanuras de arena con los labios resecos y ansiosos de hallar un pozo de agua potable, mas llegan a un regimiento militar donde se les ofrece un vaso grande de refrescante limonada; pero ellos sólo se mojan los labios y desdeñan gran parte del delicioso néctar, cuando lo normal sería que no dejaran ni una gota del mismo.
Otro tanto podríamos decir de las comidas. El espectador ve que el protagonista se levanta una mañana de la cama; se dirige a la cocina y se percata que su novia está haciendo el desayuno. Prepara unos deliciosos huevos fritos con beicon, y él le dice agarrándola por la cintura: "¡Huumm, tengo tanta hambre que me comería un buey!" Seguidamente al espectador la boca se le hace agua; pero para su sorpresa él ve que el galán sólo prueba una pizca de aquel manjar como si estivese desganado y se va de la casa en volandas mientras que la novia le pregunta: "¿Pero no desayunas?" "¡No tengo tiempo, no tengo tiempo!" - responde él-. Yo creo que en estas escenas al director de la cinta lo que le interesa es transmitir al espectador únicamente la idea de unos actos cotidianos sin que se lleguen a consumar para que no decaiga el ritmo de la acción; aunque bien podrían valerse de una elípsis mostrando el plato vacío para dar a entender que el protagonista ha desayunado con naturalidad.
¿Y qué decir cuando la pareja de protagonistas se levantan de la cama, después de haber pasado la noche juntos? Ellos se visten apresuradamente sin pasar antes por el baño para asearse y otras necesidades. Y por supuesto el espectador piensa para sus adentros: "Que marranos".
El héroe de una película se adentra en un lugar, conoce a una bella fémina y con una sonrisa y unas pocas palabras sin importancia la conquista en un abrir y cerrar de ojos. Pero cuando yo he intentado ligar a cualquier dama siguiendo el mismo procedimiento de este héroe, ella no me ha hecho ningún caso. Pues en la vida real, muchas veces al tratar de que una mujer se fije en un servidor es más difícil que escalar una abrupta montaña. Más bien son las feminas quienes toman la iniciativa sobre todo cuando se sienten solas.
Por lo que respecta algunas películas históricas, que suelen ser adaptaciones de novelas; muchas de las cuales eran las grandes superproducciones de los años 50 y 60 en las que se había invertido astronómicas sumas de dinero para competir con la televisión, eran de lo más falso que había porque estaban realizadas según la estética actual, de acuerdo con lo políticamente correcto y en muchos casos los fallos en los detalles eran fáciles de atisbar. Por ejemplo en EL CID, rodada en España, se vislumbra un camión en una carretera. Lo cierto era que las costumbres de otras épocas eran el reverso de la medalla de las nuestras.
Pero a pesar de todos estos errores de las películas, el mundo de la imagen no dejará nunca de fascinarnos,, porque el cine al fin y al cabo también es soñar.
FRANCESC MIRALLES
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