La esperanza de uno, es la vida de otro (1-2)
Por Merced 54
Enviado el 27/09/2023, clasificado en Varios / otros
362 visitas
Era un gran partido, para cualquier mujer. Si no fuera por lo desentendido de la vida, vivía, sin importarle nada. Tenía un lema que repetía mucho;
---La vida vive por mí, yo me subo y me dejo llevar. ¿Lo demás? Estoy cubierto.
No le importaba el amor, ni la pareja. No respetaba a la mujer, ni siquiera aceptaba tener como amiga a una del sexo opuesto. A su madre siempre la vio a las ordenes de su padre. El padre mandaba y ella obedecía. El padre daba órdenes y su madre bajaba la mirada. Nunca pudo sentir una palabra cariñosa de su madre, ni una caricia. Aprendiendo que la mujer, era un objeto del ser más poderoso. Y que había que utilizarla, para el beneficio de uno. Sacándole el máximo provecho cuando se necesitara, para después abandonarla.
Cuando veía o tenía que hacer un trato con una dama, siempre intentaba quedar bien si lo que estaba en juego era dinero. Pero a despedirse y irse cada uno por su lado, intentaba tener el mínimo roce con ellas a no ser que le conviniera o quería conseguir algo. Paul era como su padre, rudo, egoísta y muy machista con las mujeres.
Un día, un amigo suyo y de entera confianza, le pregunto si sabía algo de Julia (que así se llamaba, la madre de Eva). Paul contesto que no sabía nada, ni le interesaba indagar nada de ninguna relación antigua. Quedando todo por zanjado.
Paul, no sabía qué hacer referente a la herencia. Su padre lo dejo todo bien explicado en un testamento antes de morir. Si no tenía hijos, solo obtendría la vivienda familiar. El dinero, los negocios y los bienes, pasaría todo a una ONG.
Estando en una fiesta como de costumbre, se encontró con una amiga de Julia. Se le acerco, sin acordarse Paul en ese momento de ella, con la intención de quitársela de encima lo antes posible. Pues era una chica que no entraba dentro de sus gustos. Pero de pronto escucho:
--Hola Paul, ¿Cómo está tu hija?
Automáticamente se volvió por instinto, contestándole;
--¿perdona? Yo no tengo hijos
--¿y la niña de Juana? tubo un bebe y es tuyo,¡ bueno! Eso me dijo.
En ese momento Paul vio el cielo abierto, si era verdad que tenía un hijo, todos sus problemas estarían resueltos. Aunque hubiera preferido que fuera un varón. Pero no importaba. Lo importante en ese momento, era averiguar donde estaban.
--Yo no supe más de ella, ¿Dónde viven?
--Sus padres volvieron a la India
--¿sabes dónde?
--No, la verdad, nunca me dijo de donde era exactamente, y si lo hizo no me acuerdo. Aparte, deje de saber de ella de la noche a la mañana. Solo sabía, que volvería a su país, una vez, naciera el bebe.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales