Cocaína, prostitución y a misa 2: Conclusión.

Entonces, y, a priori, tenemos el perfil de una persona que se suma voluntariamente, y con orgullo, a una serie de individuos aparentemente fabricados mediante una cadena de montaje, cuyos valores oscilan en torno a una escasa ética de cara a la desgracia ajena, el rechazo a lo diferente, de falsa devoción a sus supuestamente idolatrada bandera y amada religión, y con una carencia absoluta de margen de obra a la hora de mostrar una personalidad propia, más allá de los rasgos ajenos tomados de un ideal. El fachideal. El facha no nace, se hace. Y de su escasez de individualidad a la hora de desarrollar una personalidad propia, nace su inamovible unión.

En definitiva. Que no hay por dónde cogerlo. Por supuesto, esta es una opinión personal.

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