Primer intercambio de esposas Parte 4

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Ya una de las mejores experiencias sexuales que hemos tenido había comenzado, y mucho mejor de lo que esperábamos. Que Victoria hubiera cogido con Sandra en la primera visita que hacía a su casa y después de tantos años de no verse, fue maravilloso. Definitivamente existe esa "química" que se da entre personas. A veces es de rechazo y otras, como en este caso, fue excelente. ¿Cuáles eran las probabilidades de encontrar a una pareja con los mismos deseos, intenciones y gustos que nosotros, y que fueran amigos y conocidos? Definitivamente muy pocas. Pero nosotros creemos que las personas se "atraen" y que inconscientemente identifican "cosas" de las otras... para rechazarlas o aceptarlas. Y con Sandra y Miguel fue el inicio de una maravillosa amistad, que empezó a solidificarse con sexo pero muy rápido evolucionó a que fuéramos amigos íntimos durante todos estos años. 

Ese viernes Victoria no se bañó para tener todos sus olores y sabores naturales a flor de piel y sabíamos que Sandra tampoco lo haría. Además las dos decidieron que sí llevarían ropa interior para hacer más sexy el momento en que nos fuéramos desnudando y conociendo íntimamente. A nosotros nos encanta cuando otro hombre o mujer va desnudando a Victoria, poco a poco, y cada parte de su cuerpo que queda desnuda y a disposición de los demás es acariciada, olida y lamida. Es fabuloso ver a mi mujer con sus mejores y más sensuales brasieres y calzoncitos. Algunos transparentes y otros con bordados muy femeninos, pero que siempre dejan ver sus grandes tetas, sus pezones parados y los pelos de su pusa... y que siempre terminan empapados por sus jugos vaginales. También amamos cuando Victoria desnuda poco a poco a otro hombre o mujer y va oliendo, acariciando y lamiendo su cuerpo. Victoria y yo pasamos mucho tiempo oliendo y chupando pezones, axilas, pelo púbico, culos, huevos, vergas, etc. y es parte de nuestra forma de tener sexo; dedicarnos a "jugar" por mucho tiempo. Odiamos a quienes quieren penetrar inmediatamente. Nosotros nos gozamos todas las formas del sexo oral y manual. Tocar, oler, besar, acariciar, estrujar, pellizcar, pajearnos... mucho antes de la penetración. 

Sandra llegó espectacular. Una blusa de botones abiertos que mostraba el comienzo de su brasier y hacía que sus tetas estuvieran firmes y parecieran aún más grandes y gordas. Y a pesar del brasier y la tela de la blusa ya se notaban sus pezones (que Victoria me había contado que eran enormes, negros y muy duros). Tenía una falda, corta pero no como de "puta" sino muy femenina y sensual, que dejaba ver sus piernas morenas, perfectamente afeitadas y que definitivamente eran perfectas para sobar, oler y chupar por mucho tiempo. Tenía unos zapatos de taco alto pero que dejaban ver sus dedos, morenos, con las uñas muy bien pintadas de rojo... y se notaban algunos pelitos negros en sus deditos. Seguro que yo se los mamaría, dedo por dedo y me degustaría su sabor y su olor. Y se notaba que bajo la falda tenía unas nalgas grandes, gordas y firmes (y Victoria me confirmó que las tenía más grandes que ella y muy morenas y que en medio tenía un ano negro y arrugado y rodeado de muchos pelos negros. Un culo delicioso).

Miguel tenía ropa muy normal y casual. Jeans, camisa con algunos botones abiertos, calcetines y zapatos muy cómodos. Yo vestía igual mientras que Victoria parecía que se había puesto de acuerdo con Sandra en el tipo de ropa ya que vestía casi igual que nuestra nueva amiga. Las tetas de mi esposa también se pegaban a la tela de su blusa y se notaba el encaje de su brasier, que era transparente y sus pezones se podían ver muy bien. Pezones rozados pero iguales de grandes y duros que los de Sandra.

Desde que llegaron nos saludamos como amigos de muchos años y el beso de bienvenida que nos dimos más pareció uno lleno de pasión y hasta cariño, que uno de saludo normal. Sandra besó a Victoria directamente en la boca y mi mujer le respondió igual, no fue un beso muy largo pero sí pude ver cómo por unos segundos sus lenguas intercambiaron su saliva. Lo mismo hizo Sandra conmigo. Me besó en los labios y aunque yo era un desconocido para ella (aunque ya había visto muchas de las fotos y videos que Victoria le enseñó en su casa) sentí su lengua mojar mis labios... y sentí el olor de su saliva mezclada con la de mi mujer. Y eso hizo que mi verga pegara un brinco y aunque la tenía torcida bajo mi calzoncillo, se me puso algo dura y se mantuvo así por todo el tiempo en que tomamos unos tragos y tuvimos una plática "normal" de introducción y para romper el hielo.

Victoria besó de igual manera a Miguel. Y aunque mi mujer ya lo conocía de sus tiempos de colegio, lo recordaba más como un jovencito y no como el hombre "maduro" que ahora era. Lo que sí vimos Sandra y yo fue que el beso entre mi mujer y su esposo duró mucho más tiempo que el que nos dimos nosotros... y Sandra riéndose lo comentó y dijo que no era justo un beso tan largo y lleno de saliva... así que ella me volvió a besar y esa segunda vez me metió la lengua hasta el fondo de mi boca... y hasta nos chupamos las lenguas por unos segundos.

Todos tomamos unas cervezas y comimos unas deliciosas botanas que mi mujer había preparado. Nos sentamos muy juntos en los sillones (Sandra y Miguel en uno y nosotros en el otro). Ya se sentía un aire de intimidad y complicidad entre todos, y el hecho de que tanto Sandra como Victoria mostraban mucha piel de sus piernas al estar sentadas no ayudaba a calmar la situación, al contrario, la encendía más porque ellas se movían en los sillones sin ningún recato y sus faldas estaban subidas al medio de sus muslos e incluso con algunos movimientos se podía ver en la penumbra bajo la tela sus muslos y sus calzones. Es tan erótico ver bajo la falda de una mujer "desconocida" y notar su calzón y quizá algunos pelos que salen por los lados. Tanto Victoria como yo somos voyeurs y también exhibicionistas. Del sexo gozamos todo.

Realmente no se necesitaban las cervezas para "animar" lo que pasaría. Todos lo deseábamos y sabíamos que para eso estábamos allí. Pero también nos encanta tener una parte "social" en nuestras reuniones sexuales y compartir con las otras personas. No queremos sólo "sexo" sino desarrollar amistades, conocer los cuerpos de otros pero también conocerlos y desearlos como personas. 

Las caricias entre Sandra y Miguel eran evidentes, y lo mismo hacíamos nosotros. Miguel acariciaba la espalda o el cuello o las piernas de su esposa, y yo hacía lo mismo con la mía. Y tanto Sandra como Victoria movían sus manos y muchas veces las apoyaron en nuestras piernas o directamente en los bultos que Miguel y yo teníamos ya en nuestros pantalones. Era evidente que los cuatro nos deseábamos unos a otros y que no habría barreras esa noche.

Continuará...


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