- Cotobum, cotobam! Sangre por sangre. Sangre que le salga por todos los partes, cuando se le acerca sangre azul. Su cuerpo va a actuar cómo un iman. Repetó esto tres veces.
La cara del brujo era espantosa: se había transformado en la de un ratón con barba abundante y con unos ojos pequeñitos brillantes. El pelo despeinado, más largo de lo necesario, iba en todas direcciones. La rubia embrujada, no tendrá ninguna oportunidad. Era convencido que su obra maestra no fallará. Le gustaba hacer mal y, aunque su físico sufría graves prejuicios, convertirse en un animal (aveces rata, aveces ardilla, hasta puerco espino), se sentía feliz, se sentía útil: aquella utilidad que sólo él podría alcanzar, la por la cuál aún lo buscaban, embrujar a las personas que eran tan buenas que sus enemigos no tenían más solución.
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