A donde las dan, las toman (1-2)
Asgeir se encontraba un día como de tantos otros, en el pacifico. Estaba a la espera de visualizar un barco con provisiones de comida. Este navío, era de mercancía, provisiones para su venta en un gran mercado. Estando asechando, con las velas bajadas y el barco navegando muy, muy despacio, casi se podría decir parado. Silenciosos a la espera de visualizar el barco. Con motivo de saquearlo y llevárselo para venderlos ellos.
Un hombre que se encontraba subido en el mástil, dio la voz de tierra. Decidiendo acercarse en un bote tres hombres, Asgeir y sus dos hombres de confianza. Que se llamaban, Dag y Bjorn. Pues habían llegado al sitio donde debía pasar el otro navío, un día antes de lo previsto. Asgeir nunca iba a ningún sitio sin ellos. Conforme se iban acercando, su navío iba desapareciendo, hasta terminar por no verlo en el mar.
Al acercarse a la orilla, todo parecía de lo más normal, si no fuera por las viviendas que se visualizaban al fondo, un chiringuito de tapas en las cercanías de la arena, un hombre de color vendiendo bebidas frescas a los bañistas y las personas bañándose, junto con un letrero que decía; PLAYA NUDISTA.
Los tres hombres no daban crédito a lo que veían. Asgeir se tapaba los ojos frotándose con las manos. Dag miraba con la boca abierta. Bjorn no dejaba de mirar a una pareja de chicas dándose un beso, en los labios. De un salto se subieron al bote, pero cuando empezaron a remar el bote no se movía de tierra firme. A parte no visualizaban su barco. Cuando escuchan;
--¡Boquerones fritosssss! , ración 6 euros. Pruébenlo y les aseguro, repetirán.
Asgeir de un salto bajo del bote poniéndose la mano en sus partes más intimas, dirigiéndose hacia un muro, que a su derecha los separaba de las viviendas y la playa. Los otros dos, quitándose el casco con dos cuernos que tenían puesto, sujetándolo con una malo, salieron a correr detrás de su jefe, dando un gran chillido, hasta llegar donde se encontraba Asgeir acachado, en cuclillas y con la cabeza tapada con sus manos.
Los tres decidieron esperar hasta que oscureciera, para poder pasar desapercibidos, a lo que ellos empezaron a llamarlos diablos, poseídos por un espíritu maligno. A lo que no estaban dispuestos ponerse en peligro.
Mientras esperaban sudaban, temblaban como nunca antes lo habían hecho. Era terror lo que sentían por todo lo que estaban viendo, que no sabían cómo encajarlo en su realidad. De pronto Dag siente unos sonidos. Sin que sus compañeros se dieran cuenta se acerco silenciosamente y cuál fue su sorpresa, que se trataba de una pareja teniendo sexo.
Miro asombrado, nunca hubiera imaginado que una mujer tuviera las riendas de una situación como esa. ¿De dónde el venia?, el hombre mandaba, el hombre tenía orgasmos y el hombre dirigía. El ver como la mujer disfrutaba y el hombre estaba fuera de sí. Pero se notaba que la mujer no le estaba haciendo daño, al contrario, que los dos se estaban divirtiendo con lo que estaban haciendo. En su mente solo había una frase;
-- no puede ser verdad. Alejándose lentamente hasta los otros dos y una vez cerca al lado de ellos, no podía hablarles, ni explicarles que había presenciado. Tan solo los miraba con los ojos como platos.
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