DEJACIONES
Este caminar insistente por la vida tratando de atrapar cada sensación, hace posible que el encuentro con la palabra sea menos distante y más profundo, es así como puedo comunicar un poco de eso efímero, trivial que me detiene en este mundo de perfumes y formas.
Lo que hago ahora es limpiar mi alma y desvanecer aquellos entredolores que a veces me visitan.
Después de todo recurrir a las palabras es el mejor camino para atraer nuevas o viejas compañías, tal vez porque sirven para conectar pieles, espacios y navegar en ellos; hablar de lo irreconocido, de esas cosas que sólo se dejan ver desde la ausencia. Las palabras pueden justificar las noches de sirenas y eclipses, los días estériles y fecundos, además ayudan a soportar la ausencia, el dolor y la desidia. Las palabras se encuentran trepando muros, acariciando prados o subiendo volcanes, se esconden, se ensanchan según su condición, sirven para enmendar las promesas rotas, alivianar la carga, explorar y vencer.
A través de la palabra el alma se aligera.
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