Mi esposa posa desnuda para un pintor Parte 2
Por AlexMx
Enviado el 19/10/2023, clasificado en Adultos / eróticos
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Manuel siguió tomando fotos a mi mujer desnuda quizá por otros 15 o 20 minutos. Los dos desnudos. Cada pose era más reveladora y Manuel se movía o hacía que Victoria posara de forma que sus pechos y pusa quedaran totalmente expuestos. Él ya la tocaba libremente y para varias fotos le agarró las tetas para "encuadrarlas" bien en la foto y también le agarraba las piernas de la parte interior de los muslos, muy, muy cerca de su pusa, supuestamente para que estuvieran en la posición que él quería en la foto.
Estoy seguro que los tres sabíamos en qué acabaría esa sesión fotográfica, y que todos deseábamos que fuera así. Pero también había como un "acuerdo" entre los tres, que no había prisa... que lo que estaba pasando era gozado por todos. Así que Manuel siguió tomando muchas otras fotos. Hasta que llegó el momento... En una de esas poses tan pornográficas en que él la colocaba, su pubis peludo quedó muy cerca de la cara de mi esposa, y ella no se aguantó y primero puso su nariz contra sus pelos y los olió profundamente... y por supuesto que todos notamos ese movimiento de ella. No había forma de ocultar o "disfrazar" lo que ella estaba haciendo. Y después de unos segundos de aspirar el perfume del pelo púbico de Manuel, Victoria llevó su cara a la verga y se la restregó por todos lados... eso hizo que la verga que ya estaba semi rígida se parara hasta el máximo. Una verga de unos 15 o 18 cm. Torcida a la izquierda (como la mía) morena y aunque el prepucio no se había retirado, sí quedaba la parte superior de su glande afuera... y gotas de precum ya mojaban la cabeza de esa pija que en poco tiempo estaría metida hasta el fondo de la pusa de mi mujer... y seguramente también en su boca y culo.
Hincada en el suelo, que era donde estaba en la última pose, Victoria le agarró la pija y la sobó y olió y se la restregó en la cara... el precum mojó sus mejillas y sus labios y brillaba en forma más que excitante para todos. Y Manuel y mi mujer se miraban fijamente a los ojos. Y cuando Victoria abrió su boca y sacó la lengua para empezar a mamar los lados y cabeza de esa verga nueva para ella, Manuel sólo gimió (y seguro que se olvidó de mí... pero yo no de ellos porque en ese momento yo también me empecé a desnudar y tomé asiento de nuevo en el sillón en donde estaba... listo para ver el espectáculo que seguiría a continuación).
Y mientras mi esposa le mamaba la verga, Manuel bajó sus manos para acariciar cada parte que alcanzaba del cuerpo de ella. Primero le acarició el cabello, la cabeza, la cara, el cuello y los hombros. Y estirando sus manos llegó a sus pechos y se notó el placer que tuvo al tener esas tetas entre sus dedos. Le jalaba y pellizcaba los pezones y Victoria gemía más fuerte y respiraba muy profundamente. Para ese momento ya mi mujer se metía y sacaba la verga de la boca... y tocaba y acariciaba los huevos y piernas de Manuel... y hasta llevó sus manos por abajo de sus huevos, hasta sus nalgas y metió sus dedos dentro de ellas... yo sabía, aunque no podía verlo por la posición, que ella ya estaba tocando el culo de él... y conociéndola como la conozco, seguro hasta metería por lo menos un dedo en su ano, aunque fuera un poco (siempre que hace eso, los hombres dan un gemido y un suspiro de placer, enorme).
En un momento Manuel hizo que Victoria se sacara su verga de la boca y la levantó del piso y sus caras quedaron frente a frente; y empezaron a besarse con mucha lengua, llenos de pasión. Se abrazaron muy fuerte. Sus cuerpos se fundían. Los pechos de Victoria aplastados contra el pecho peludo y canoso de él. Un hombre mayor se cogía a mi mujer, frente a mis ojos. Era delicioso. El paraíso. La verga de él, yo sabía que estaba paradísima pero no la podía ver porque mi esposa la tenía "atrapada" entre sus piernas... lo que significaba que su pija ya estaba en contacto directo con la pusa de mi mujer, y seguro que ya ambos se habían mojado los genitales con sus jugos sexuales.
Poco a poco, Manuel rompió el abrazo y besos y fue bajando con su boca por el cuello de mi mujer. Hasta que llegó a sus pechos y se prendió de ellos, mamando fuertemente las tetas y los pezones, y la piel de Victoria brillaba con la saliva que él le dejaba. Mientras Victoria le seguía sobando la verga con sus dos manos y le agarraba los huevos, Manuel también sobaba todo el cuerpo de ella y cuando llegó a su pubis se entretuvo jugando y jalando los abundantes y largos pelos rubios de la pusa de mi esposa... y bajando más sus manos, empezó a jalar los labios vaginales y a meterle un dedo... y después otro... y después el tercero. Ya era una paja en todo el sentido de la palabra lo que se estaban haciendo los dos.
Victoria no aguantó más ese tratamiento y tuvo su primer orgasmo, enorme, y se le doblaron las piernas y Manuel tuvo que agarrarla más fuerte. Era un orgasmo que se estaba desarrollando desde nuestra casa, en donde fantaseamos de lo que deseábamos que pasara con él, y ella se ponía la licra que más que vestirla realzaba su cuerpo desnudo. Así que era un orgasmo largamente deseado (quizá unas dos horas antes de tenerlo).
Victoria con su orgasmo bajó la fuerza y velocidad de la paja que le hacía a Manuel, pero pidió que la intensidad de la metida de dedos que él le daba fuera mayor. Definitivamente el orgasmo era interminable para mi esposa...con cada metida y sacada de dedos su placer era mayor y temblaba casi que incontrolablemente. Ella estaba hirviendo muchísimo... cada trío, cada intercambio y ahora lo que pasaba con Manuel había desatado el morbo y la lujuria de mi esposa. Era maravilloso tener una mujer así. Una puta y era mía.
Cuando su orgasmo empezó a disminuir y los dedos de Manuel entraban y salían de su pusa más suave y despacio, ella recobró un poco la conciencia y volvió a besarlo con mucha lengua y la saliva chorreaba de las bocas de los dos. Ella nuevamente empezó a bajar su lengua por todo el pecho y abdomen de él y llegó a su verga... la chupó un poco, pero no lo suficiente para que él terminara dentro de su boca. Queríamos que el primer semen que Manuel le metiera en el cuerpo fuera dentro de su pusa... y Victoria se acostó en el suelo del estudio, y abriendo mucho las piernas y jalando a Manuel por su pija, él se puso encima de ella en un delicioso misionero. Yo me acerqué mucho a ellos. No quería perderme la maravilla de esa verga penetrando la pusa de mi esposa.
Continuará...
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