Mi esposa posa desnuda para un pintor Parte 4
Por AlexMx
Enviado el 19/10/2023, clasificado en Adultos / eróticos
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Mi esposa Victoria, Manuel y yo nos quedamos tirados en el piso, agotados de la gran follada que nos habíamos dado. Sin sentirlo habían pasado casi 2 horas desde que Manuel comenzó a tomarle fotos desnuda a mi mujer; ella tuvo como 5 orgasmos y Manuel y yo sólo uno, pero fue enorme. Mi esposa se veía preciosa, desnuda, brillando de sudor (la mezcla de los tres... porque cuando Manuel se la cogía yo veía como caían gotas de su sudor sobre la cara y pecho de Victoria. Él sudaba de la frente y la cara, del pecho y especialmente de las axilas, por lo que el olor que había en el cuarto era un perfume maravilloso. Las piernas de ella abiertas y se veía su preciosa pusa, abierta, mojada, sacando gotas de mi semen y los pelos pegajosos y empapados de los jugos de los tres. Y era delicioso estar junto a ellos y ver la verga de Manuel, chiquita, arrugada, muy oscura y con el prepucio subido.
Cuando recuperamos el aliento Manuel nos invitó a que fuéramos a su cama y siguiéramos allí la "plática". Manuel nos indicó por dónde era su cuarto y Victoria caminaba frente a nosotros, y así podíamos admirar su cuerpo desnudo y sus nalgas moviéndose y sus pechos bambolearse de un lado al otro. Nos tiramos los tres en la cama y Victoria quedó en medio. Manuel a un lado y yo al otro, y aunque recién habíamos follado de manera estupenda, él y yo no dejábamos de tocar el cuerpo de mi mujer, aunque yo dejaba que Manuel le metiera mano por donde quisiera, ya que él era nuestro invitado a gozar con el cuerpo de Victoria. Parecía que no se saciaba de tocarle las tetas y los pezones, de jalarle los pelos de la pusa y el culo y de meterle suavemente los dedos en la pusa.
Entre mi mujer y yo le contamos a Manuel lo mucho que el sexo con otras personas nos gusta y por qué lo escogimos para ser la quinta verga que Victoria sintiera en su pusa. Él estaba agradecido y encantado con que lo hubiéramos escogido para algo tan especial. Le contamos de nuestros tríos con Gustavo, Patricia y Alicia y los intercambios con Miguel y Sandra. Y no se extrañó por nada. Ni siquiera cuando le contamos de la bisexualidad de Gustavo, Miguel y la mía. Le pareció muy natural que hombres calientes quisieran coger entre ellos y que era igual de maravilloso y excitante que cuando dos mujeres follan entre ellas. Y eso llevó a que nos confesara que él también tenía mucho sexo con sus modelos femeninas... y con los modelos masculinos, y que sí, él también era bisexual activo-pasivo. Y pegando un brinco se levantó de la cama... y fue a buscar algo... y al caminar la verga se le movía seductoramente. Ni Victoria ni yo despegamos un ojo del cuerpo desnudo de nuestro nuevo amante.
Cuando Manuel regresó a la cama traía una caja enorme llena de fotos. Eran de todas las modelos mujeres y hombres que habían posado para él. Fue una delicia ver ese bufé de cuerpos desnudos. Deliciosos. Posando artísticamente... y también muchas eran fotos eróticas y porno que se habían hecho al follar. Por supuesto que eso hizo que a Victoria se le mojara la pusa (y yo comenté en voz alta que ya se sentía otra vez el fuerte olor a pusa caliente... y tocando con mis dedos su coño pude comprobar que ya tenía mucho flujo brillante, transparente y pegajoso... y llevé mis dedos a la nariz de Manuel y este suspiró sintiendo el olor a puta excitada que tenía mi esposa) e inmediatamente a Manuel se le empezó a parar la verga y el glande a asomar por la punta de su prepucio... y a mí también se me puso dura la pija.
Sin decir nada explícitamente, Manuel se me quedó viendo muy fijo a los ojos... y agarrando su verga con una mano, la dirigió hacia mí en una clara invitación a que se la tocara y chupara. Yo no me hice de rogar, me puse a su lado y toqué esa pija deliciosa, caliente, dura y suave al mismo tiempo, piel muy morena y gotas de su precum llenaron mis dedos... era de un tamaño y un grueso excelentes... y al subir y bajar mi mano su pellejito se movía y se corría dejando ver cada vez más su glande, rojo oscuro. A mí me encantaron las venas que marcaban su verga... y después de jugar unos minutos con su prepucio (me fascinan las vergas sin circuncidar, especialmente si son morenas o negras) acerqué mi cara y primero olí su verga, sus huevos y el pelo de su pubis y eso me volvió loco de placer (ya habíamos platicado un poco de nuestros fetiches y Manuel sabía lo mucho que nos gusta el olor y el sabor de todo el cuerpo). Le mamé el prepucio y con mis labios y dientes lo jalaba, lo mordía... y sentía el olor y el sabor de su precum. Era más fuerte y profundo que el olor de muchas de las vergas que yo ya había tenido la oportunidad de mamar. Finalmente empecé a chupar y lamer toda su verga y a sentir con mi lengua las gruesas venas que se hinchaban cada vez más. Y cuando me metí su pija lo más hondo que pude en mi boca y empecé a mover la lengua, Manuel gemía muy fuerte y respiraba mostrando el placer que mi mamada le daba. Mientras tanto, Victoria se subió a horcajadas en su cara y puso el coño directamente en su boca... y se restregaba contra la cara de él, que seguramente le tenía metida la lengua en la pusa y sorbía todos los líquidos que ella sacaba, y la fuente de su peste a puta estaba directamente en la nariz de él.
Definitivamente con cada trío e intercambio, Victoria se había vuelto más caliente y más puta, degenerada y desenvuelta, sin un gramo de "timidez" o recato. Qué orgulloso me sentía de que ella fuera mi mujer y yo su esposo.
Yo le mamé la verga por unos 10 minutos y de repente, Manuel se empezó a agitar y casi que a convulsionar... sus manos iban de mi cuerpo al de mi esposa. Su orgasmo estaba comenzando. Y ni él ni yo hicimos ningún gesto para que se viniera afuera. Tanto él como yo, sabíamos sin decirlo, que ambos queríamos que su semen cayera dentro de mi boca. Y así fue. Sentí varios chorros de su líquido caliente. Lo sentí muy espeso y pegajoso, y el olor a "cloro" me llegó a la nariz. No me tragué su semen, dejé que se acumulara tanto como yo pudiera retener dentro de mi boca; quería sentirlo, saborearlo, olerlo, que me dejara esa sensación tan "rara" que produce el semen en la boca... como de adormecimiento y cosquillas. Cuando él terminó de venirse, yo le chupé suavemente la verga... y después con la boca abierta, le enseñé a mi esposa todo el semen blanco que él me había metido.
Continuará...
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