LA NUEVA "GURÚ" 2

La nueva "gurú" se revolvió en su asiento.

- Bueno, yo recomiendo esta técnica del Reiki porque veo que va bien a mucha gente - replicó ella contrariada.

- Y me parece estupendo. Pero la sociedad no está nada bien. Está mentalmente muy, pero que muy enferma - insistí yo-. Es muy significatico que en Internet, o en cualquier Centro Médico haya tantos psicólogos que se anuncian para enseñar a gestionar las emociones de mucha gente. No habría médicos si no hubiesen enfermos. Porque claro, aquí sólo se va al médico si a uno le duele el pie, o la barriga. ¿Pero qué hacemos con las deficiencias emocionales? Se idealiza a las emociones, cuando éstas dejan mucho de desear; esconden una basura que devora nuestra humanidad como un dragón. Aquí predomina el "pequeño ego" por encima de todo. Y el Reiki es un escudo; una salida para huir de la monstruosidad de este "pequeño ego", que se enseñorea por doquier en todos los niveles. 

- ¡¿Qué es el "pequeño ego"? - me preguntaron los conertulios asombrados.

- Sí. Es esta parte del inconsciente en el que subyace el egoismo, los dañinos prejuicios, los fanatismos que por ignorancia se confunden con las ideas, las mentras para alimentar un narcisismo patológico social, el sadismo fisico o psicológico que se establece en una pareja para dominar al otro cónyuge - respondí yo con convicción-. Oh, no. No podemos subestimar a este "pequeño ego" porque tiene mucho poder y se solaza  morbosamente en su propia enfermedad. Además, este pequeño fantasma se disfraza de un pueril e inconsistente buenismo- por lo que es un hipócrita-, que puede ser una trampa mortal.  Está muy bien pretender mejorar nuestro mundo interior, pero para ello hay que dejar de lado a nivel doméstico, personal el hacer de un grano de arena un castillo; armar conflictos en una familia por estupideces y tonterías, que son siempre lo que crean malestar y que forman parte también de este "pequeño ego".  

-¡Oooohh...! - exclamaron la mayoría de las mujeres que había en torno a la larga mesa.

- ¿Y qué hay de la rígida educación que muchas personas han recibido de sus padres; o en las escuelas   escuelas de años atrás? ¿Por qué se comportaban así? - proseguí yo-. Porque esto se debía a la política de aquella época.

- ¿La politica? - dijeron todos con más asombro.

- En efecto. Pero no en un sentido ideológico, sino doctrinal. Antes podía haber una familia aparentemente liberal; de izquierdas, y al mismo tiempo asumir una costumbre muy puritana y muy ortodoxa. Porque la política que maneja información y el dinero público tiene mucho poder, e influye en el inconsciente colectivo de una sociedad. Cuando esta presión de la política autoritaria desaparece viene lo contrario. Una relajación de las costumbres; un "todo da igual". Por eso no creo en la libertad de opinión.

Tras una pausa añadí:

-Tú Andrea, hablas en un párrafo del libro sobre el racismo. Yo esto lo entiendo más desde un punto de vista racional que emoconal. En una ocasión fui a un lugar dnde vi a un sujeto con una expresión salvaje; parecía un tigre de la Amazonas, y de súbito tuve un rechazo instintivo. Este sujeto era alguien contrario a mi manera de ser; a mi educación urbana. Pero enseguida reflexioné. En este mundo hay muchas sensibilidades que no tienen porque ser como la mía, y él tiene el mismo derecho que yo a estar aquí - me dije.

- ¡ Aaaahhh! - exclamaron todos los allí presentes.

No acabé muy convencido de las explicaciones bieninencionadas de aquella nueva guía espiritual. Me pareció que ella se evadía de la realidad. Andrea no podía escapar de su inquieto y ansioso temperamento, por lo que es muy posible que al llegar a su hogar, armara algún que otro altercado por cualquier bobada como suele ocurrir.

Posteriormene, me fui al cine.

                                                                 FRNCESC MIRALLES