Happy Sex Hollydays Parte I

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Era agosto y mi mujer Lety y yo viajamos a Cádiz de vacaciones, merecidas después de un intenso año de trabajo.

Habíamos elegido un hotel discreto, con pocas habitaciones, pero con una enorme piscina con vistas al mar. El hotel estaba situado en una pequeña cala, por lo que la playa era prácticamente para los huéspedes del hotel.

El primer día, después de desayunar tranquilamente, mi mujer y yo nos tumbamos en las hamacas junto a la piscina a tomar el sol.

Al cabo de un rato, vi aparecer a una chica joven, de unos 28 años, Lety y yo tenemos 42 y 46 respectivamente, y me quedé maravillado con ella.

Me gustan las mujeres voluptuosas, con muchas curvas, pechos grandes y caderas anchas, como mi mujer. Sin embargo, esta chica era bastante delgada, con un culo pequeño y bajo aquel bikini se intuían unos pechos pequeños, pero sin duda hermosos, con pezones puntiagudos. Su piel estaba bronceada y llena de tatuajes y algún que otro piercing. No era excesivamente guapa, su nariz era aguileña pero su cara desprendía morbo. Su larga y lisa melena morena brillaba con el reflejo del sol.

De repente, noté el susurro de Lety en mi oído diciéndome: "¿Te gusta, mi amor?". Ella muy excitada al ver como devoraba a una chica con la mirada.

- "Me encanta" fue mi respuesta.

Pasamos el día tranquilos, piscina, cócteles y poco más, siempre nos gusta pasar el primer día relajados y descansando.

Lety sugirió dar un paseo por la orilla de la playa después de cenar y me pareció una gran idea.

Estábamos metiendo los pies en el agua y saltando de risas, parecíamos adolescentes, cuando de repente notamos una sombra que caminaba al otro extremo de la cala.

Mi mujer que tiene mejor vista que yo, sobre todo de noche...

- "Creo que es la chica que te gustaba en la piscina".

Empezó a besarme con gran pasión y a quitarme la camiseta, no paraba de acariciarme los abdominales.

"¿Qué estás haciendo?" Le dije.

"Me excita pensar que nos ve teniendo sexo".

Cuando se acercó pude comprobar que mi mujer tenía razón, era la chica de la piscina, pero pasó de largo. Aunque para mí fue una decepción, ella seguía excitada y besándome así que me dejé llevar y le quité la camiseta.

Esa noche había salido sin sujetador, así que enseguida me puso sus enormes tetas en la cara y le mordí los pezones como a ella le gusta, cuando de repente me dijo ....

- "Está volviendo"

Yo seguí haciendo de las mías, pero Lety la estaba mirando. Se había detenido a unos metros y medio y nos miraba.

Lety me bajo el pantalón y tomo mi verga entre sus manos y comenzó a masturbarme, pero yo solo la miraba excitado, podía ver los ojos de Lety fijos en esa chica y su cara de morbo, mientras la chica se mordía un labio.

Pasó lo inevitable, inmediatamente me corrí en la mano de mi mujer, el morbo era extremo. Entonces Lety se acercó a la chica y delante de ella, lamió la mano en la que me había corrido y empezaron las caricias entre ellas, yo era un simple espectador.

La chica apretaba con sus manos el culo de mi mujer. Lety se pasó las manos por las tetas desnudas para dejar allí los restos de mi semen. La chica empezó a lamerle las tetas y a recoger mi leche con su lengua.

Me acerqué tímidamente a la chica, quería interactuar con ella, pero temía su rechazo, que solo quisiera jugar con mi mujer. Finalmente me decidí, y puse mis manos en su cintura. Viendo que ella no ponía ningún impedimento, besé su cuello, olía a un dulce perfume. Deslicé mis manos por debajo de su camiseta, sobre su vientre plano, su piel era muy suave y me di cuenta de que tenía un piercing en el ombligo. Mientras mi lengua penetraba en su oreja, mis manos agarraron con firmeza sus tetas pequeñas pero firmes, y sus pezones duros entre mis dedos.

"¿Qué tal si nos vamos a la habitación?". Sugirió mi mujer.

Nos dirigimos al hotel besándonos y magreándonos pero siendo discretos delante de los demás clientes.

Una vez en el hall, la chica me dijo:

- "¿Por qué no vas al bar a pedir algunas bebidas?"

- "El servicio de habitaciones puede traerlas"

- "Vete y déjame un rato a solas con tu mujer y luego tendrás lo que tanto deseas"

Lety sonrió satisfecha y me guiño un ojo. Corrí a la barra, no sabía que pedir, no la conocía, no sabía sus gustos, pero me vino un flash a la cabeza, en la piscina la vi bebiendo de un vaso rosa que deduje sería un daiquiri de fresa.

Así que me dirigí a la habitación con un daiquiri de fresa y dos mojitos. No sabía cómo las encontraría, pero mi cabeza no paraba de dar vueltas. A lo mejor estaban en la cama lamiéndose una a la otra en un 69, o a lo mejor habían accedido a esperarme desnudas delante de la puerta de rodillas para chuparme la polla las dos. Sí, esta última visión me volvió loco.


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