Con Leonel y su esposa Parte 15

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Los orgasmos de Dinora y mío habían sido maravillosos. Y platicábamos como dos novios que se acaban de amar, agarrados de una mano y nuestros dedos entrelazados y sobándose; y con la otra mano yo le sobaba las tetas y los pezones y todo su abdomen; y ella jugando con los pelos de mi pecho. Las caras muy cerca (tanto que yo sentía su aliento y ese olor me fascinaba). Hablando suavecito, casi susurrando... así de linda era la intimidad que se acaba de formar entre la esposa de Leonel y yo.

Y la plática era encantadora, pero... Dinora me dijo que necesitaba ir al baño; que ya se orinaba. Y yo estaba igual. Así que ella se separó de mí y se levantó de la cama. Yo la observé por unos segundos, y me encantaba ver sus grandes tetas moverse de un lado al otro con cada paso que ella daba. Cuando Dinora vio que yo no la seguía volteó a verme y se dio cuenta que yo la admiraba desnuda... y sonrió como entendiendo que mi mirada confirmaba que ella me encantaba y que su cuerpo me volvía loco. El cuerpo maduro de una mujer madura. No de una niña ni de una modelo plástica y reconstruida con partes de silicón. Y fue cuando me preguntó si yo no deseaba orinar...la. Sí, así estiró esa palabra. Y el mensaje no podía ser más directo. Ella quería que yo la orinara, como yo sabía que Victoria le había contado. Y como sí, me moría de ganas de mear y tenía la vejiga a reventar, pegué un brinco y con mi verga saltando de lado a lado, fui tras ella.

Al llegar al baño, ella ni siquiera hizo el intento de sentarse en el inodoro. Directamente se metió a la ducha... y me miró fijamente. Y fue cuando me dijo que con mi esposa se habían orinado las piernas, y que para ella fue su primera vez y que nunca se había imaginado eso como un placer sexual. Pero que le gustó la sensación de la orina caliente correr por sus piernas y que siempre había imaginado que el olor sería "feo", pero que no la molestó y que después, recordando todo lo que hicieron con Victoria, se había calentado mucho. Que también le había gustado el orinar a mi mujer... que le había parecido muy morboso y eróticamente sucio, como un acto de "dominación". Y que había decidido que quería probar "todo" ahora conmigo. Que la orinara como orino a mi esposa y a todos con quienes cogemos (ella había visto nuestras fotos y videos y la calentaban mucho) ... y que por supuesto, si yo quería, ella deseaba mucho orinarme... la verga y los huevos, pero más que nada la cara y mi boca y ver y saber que yo no sólo saboreaba su orina, sino que me la tragaba con gusto.

Me dijo que ella me quería orinar primero, así que me acosté en el piso de la ducha (estaba frío) y me preparé para ver y recibir el chorro de pipí que saldría de su maravillosa pusa. Primero sacó unas gotas (me di cuenta que todavía ella estaba nerviosa por ser la primera vez y como que tenía algo de vergüenza), separó más las nalgas e hizo fuerza. Las gotitas de pipí se convirtieron en un chorro grueso, amarillo, caliente y caía primero en mi pecho, después en mi verga y por último logró apuntar a mi cara... el chorro era desordenado y sin poder tener una dirección exacta. Su orina al salir por la uretra y en la posición medio encuclillada que tenía Dinora sobre mí, hacía que el chorro "chocara" contra sus grandes y salidos labios vaginales (una de las ventajas de tener verga es que uno puede apuntar a donde quiere). Yo quedé literalmente empapado de su orina (Un olor fuerte, delicioso, quizá más fuerte que el de mi esposa y amantes, y eso me encantó aún más). Abrí mi boca y traté de retener todo el pipí que pude adentro y que ella viera la poza que su orina formaba en mi boca y que era muy espumosa... y cuando no me cupo más en la boca, empecé a tragar y sentí aún más el olor y el sabor maravilloso. Era un acto más de la intimidad que ya había entre Dinora y yo. Quedé empapado y chorreando su orina por mi pecho y piernas, y la cara totalmente mojada con su pipí.

Con cada chorro de orina que Dinora sacaba, temblaba, pujaba y se reía. No dejaba de ver lo que su orina me hacía y con lo último que le quedaba terminó de mearme la cara y la cabeza. Cuando ya no le salió más, sin preguntarme, dobló aún más sus piernas y colocó su pusa directamente en mi boca. Yo inmediatamente le chupé los labios vaginales y la pusa. Quería sorber todo lo que pudiera de su pipí. Y no me lo esperaba, pero a los 30 segundos de estarle mamado la pusa, ella tuvo otro orgasmo. Ya había perdido la cuenta de cuántos había tenido en las casi 4 horas que llevábamos en el motel. Ella revolvía su pusa contra mi boca y lengua, y yo traté de moverla rápido en sus labios vaginales y encima del clítoris para que su orgasmo fuera más fuerte y prolongado.

Terminó de venirse y se estiró, con los ojos cerrados. Como disfrutando del silencio que había en ese momento. Saboreando no sólo su orgasmo sino el hecho que acaba de orinar a un hombre que no era su marido y que había tenido una mamada de pusa con olor y sabor a su orina. Entonces ella se sentó a mi lado... y sus fantasías conmigo no habían terminado con orinarme... empezó a acariciar mi pecho y mis pelos que todavía goteaban su pipí, era evidente que quería sentir con sus manos el "desastre" que hizo en mi cuerpo. Y me sorprendió todavía más cuando empezó a besarme y chuparme el pecho... y sacando su lengua la pasaba por mi piel mojada en su orina... y se oía cuando sorbía las gotitas de pipí que quedaban en mi piel. Y después subió su cara y me besó en la boca, sacando su lengua y sintiendo el olor y el sabor que todavía tenía. Ni qué decir que a mí se me volvió a parar la verga... y ella lo notó y me la agarró y empezó una paja suave. Entonces dijo que ahora era "su" turno... y mi turno de orinar.

Me levanté y ella no podía dejar de tocar mi piel empapada por sus orines. Y antes de que yo pudiera orinar (más que nada porque no sólo tenía la vejiga a reventar, sino porque mi verga parada me lo hacía difícil) ella me agarró la verga y acercó su cara y sacó su lengua y le dio unas chupadas antes de metérsela en la boca. Al final me concentré y pude empezar a orinar... y yo también la oriné en su pusa, su abdomen, sus pechos y en su cara. Ella abrió la boca...

Continuará...


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