Happy Sex Hollydays Parte II
Por HugoRlt
Enviado el 02/11/2023, clasificado en Adultos / eróticos
7220 visitas
Al entrar en la habitación, vi a Lety desnuda contra la pared y con el culo en pompa, las piernas temblorosas y chorreando, mientras la chica estaba de rodillas detrás de ella, masturbándola con dos dedos profundamente dentro de su coño y mordiéndole suave y sensualmente las nalgas, y en ese mismo momento llegó al orgasmo.
Puse las copas sobre la mesa y ambas comenzaron a besarme y desnudarme, mientras mis manos acariciaban sus cuerpos con deseo.
Estuvimos un rato así de pie los tres juntos besándonos y tocándonos. Primero me besaba una, luego la otra, entre ellas, e incluso besos a tres lenguas, hasta que mi mujer dijo.
- "Me daría mucho morbo ver cómo te folla mi marido".
Inmediatamente, la chica me dio un fuerte empujón que me desconcertó, pero enseguida lo comprendí cuando mis piernas tropezaron con el sillón, haciéndome caer sentado sobre él. Se puso de rodillas sobre el sillón, pero sin llegar a posarse sobre mí, ofreciendo sus pequeños pechos a mi boca, que las acogieron con lametones y mordiscos.
Sabía muy bien que estaba deseando sentir mi miembro dentro de ella y jugaba conmigo, me masturbaba suavemente y a veces hacía que mi glande rozara su clítoris, pero nada más, y eso me volvía loco.
Noté como Lety succionaba mis huevos y lamía con la punta de la lengua toda mi polla hasta el glande y luego su lengua puntiaguda se posaba en el coño de la chica, que inmediatamente empezó a gemir sin sacar sus pezones de entre mis dientes.
No tardé en notar su orgasmo ya que su grito en mi oído fue sensualmente desgarrador. Entonces se dio la vuelta para fundirse en un largo morreo con mi mujer. Se sentó sobre mi polla y empezó a cabalgarla mientras se besaban y devoraban mutuamente el cuello y las tetas. Yo acariciaba sus muslos con firmeza, su espalda tatuada con mis uñas ligeramente sacadas. Me incorporé como pude para poder lamerle la espalda, el cuello y agarrarle las tetas y ella de vez en cuando torcía el cuello para poder ofrecerme su lengua y entrelazarla con la mía.
Lety se tumbó en la cama con las piernas abiertas y acariciándose el clítoris, a lo que la chica respondió agarrándose las tetas con fuerza, pellizcándose los pezones y, sobre todo, imprimiendo más ritmo y fuerza a sus movimientos de cadera sobre mí, todo sin apartar la mirada de Lety. Pronto empezamos a gemir al unísono.
Enredé su larga y oscura melena en mi mano en forma de coleta y agarrándola con mi brazo por la cintura, la levanté de un impulso sin que mi pene saliera de su coño y comencé a empujar con fuerza, haciendo que mis embestidas colocaran su boca en el coño de Lety.
Ella azoto sus nalgas indicando que le gustaban los azotes y así lo hice, resonando mi bofetada por toda la habitación. De vez en cuando le tiraba del pelo con fuerza para arquear su espalda y poder besarla, y luego la dejaba caer de nuevo sobre el coño de mi mujer.
Mis embestidas eran fuertes y contundentes con gran ritmo, pero yo no iba a correrme pronto, acababa de hacerlo en la playa, sin embargo, ellas lo hicieron varias veces, sobre todo Lety con la lengua puntiaguda de esa chica en su clítoris.
Mi mujer que me conoce bien, supo por mis suspiros y gemidos cuando estaba cerca de correrme, entonces se levantó y me hizo dejarla y se pusieron las dos de rodillas delante de mí y yo me masturbé dándo con el glande en la lengua de ellas. Aunque había estado a punto de llegar al orgasmo, al haber dejado de penetrarla, se cortó un poco, por lo que necesitaba más de ellas, así que empezaron a chupar, entrelazando sus lenguas sobre mi glande, pero pronto empecé a coger el ritmo y a follarles la boca. Iba alternando una y otra, de vez en cuando la pasaba bien ensalivada por sus caras con esa mirada viciosa que me brindaban, volvía a meterla en una de las bocas mientras la otra lamía la cara de la otra con los restos de baba. Recuerdo que la chica comenzó a masajear mis pelotas con gran habilidad y mi mujer sonrió y introdujo un dedo en mi culo habiéndome gritar de placer.
Empecé a gritar como un loco y es que se avecinaba una gran corrida, mi mujer sabe que esto pasa cuando mi corrida se retrasa como estaba pasando y agarró a la chica del pelo y la colocó para que me corriera en su cara mientras ella la lamía, y se fundieron finalmente en un largo morreo.
Yo caí rendido en el sofá viendo cómo se comían a besos, pero la chica me miró y se acercó para darme un profundo beso y me brindó una inmensa sonrisa de felicidad.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales