La Historia (reflexión personal)

           Cuando atendía a clase de historia, en edad escolar, recuerdo que el profesor seguía un libro distinto al que nos habían hecho comprar. Las preguntas que caían en el examen formaban parte de ese otro libro, con lo que era imprescindible tomar apuntes. Afortunadamente, un compañero se hizo con el libro que seguía el profesor y pudimos hacer fotocopias y aprobar, solo me interesaba aprobar.

         Al final pues, la historia era un conglomerado de fechas y de nombres de lugares y dirigentes. Personajes vacíos, datos huecos.

         Más tarde, sobre los periodos que me interesaban, pude profundizar más leyendo libros, novelas históricas y después, con la aparición de Internet y la llegada de los videos on line, ver debates y contrastar opiniones desde distintos ángulos. 

          Recuerdo que la historia de España acababa, por "falta de tiempo" antes del siglo XX y que la historia internacional europea concluía con el fin de la Segunda Guerra Mundial. 

             Como es natural, ese vacío en la historia de España durante el siglo XX me llamó la atención. Ahí estaba España, su guerra fratricida entre la primera y segunda guerra mundial, el papel oficialmente neutral de mi país en esos conflictos. Ahí estaba Alemania y sus aliados, cientos de películas sobre su papel en el conflicto. Por otro lado Rusia o la URSS, con menos referencias. Y en medio mi país, en guerra civil y luego en dictadura. Nombres, hechos, años, cuadros, bandos y cientos de datos y hechos.

             Aprendí que la historia no es una película de buenos y malos. Deduje que no hay modelos perfectos a seguir. Llegué a la conclusión de que si quería saber algo tenía que ser un poco como un detective. Tenía que leer, contrastar y aplicar cierta lógica. Huí por definición de las cifras que pretenden impresionar, dudé de relatos que lo explican todo. Escapé de aquellos que querían, por ley, prohibir hablar del pasado, olvidar para proteger a no se sabe bien quién. Quería pintar un cuadro más complejo que el Guernica, pero me costaba y dudaba de que mi propósito tuviese sentido.

           Entonces me encontré con una película que cuestionaba la historia oficial de cierta condesa húngara. Historia alimentada por sus enemigos decían. Entonces leí la biografía de un emperador romano tildado de loco por la historia, sus hechos, sus logros, su competencia en varios campos no "pegaban" con la imagen que había pasado a la posteridad y el autor reflexionaba sobre ello y llenaba con su imaginación el "cómo pudo haber pasado" aplicando algo que, como hace el detective resolviendo un crimen, no desentonara con el perfil psicológico del personaje.

        Hoy día, tenemos la posibilidad de registrar acontecimientos. Podemos ver videos, recoger palabras, analizar y guardar para la posteridad todo. Hoy día, sin embargo, paradójicamente, cuestionamos más que nunca el hecho. Hoy día, la palabra "verdad" ya no se escribe con mayúsculas, ha perdido su significado y es, como muchas otras cosas, privativa de unos autoproclamados custodios del dogma....   Ya solo nos faltaba la inteligencia artificial para liarlo todo aun más.

          Desde estas líneas de opinión subjetiva, hago un llamamiento a la cátedra que nace del estudio y la comparación entre diversas fuentes. Hago un llamamiento a recuperar la lógica que nace de la razón y cuestiona lo improbable. Hago un llamamiento al análisis del hecho libre de juicios, a ver la historia en un primer momento desnuda de emociones, desprovista de dogmas y eticas contemporáneas. Pero sobre todo, hago un llamamiento a la preservación de relatos, a la libertad de opinión, a oir a todos sin censura. La historia ya pasó, no hay que luchar contra ella, no vamos a derrotar a los que ya no existen. Dejemos, eso sí, que pueda hablarse y, si es posible, aprender de ella. 

"Quien no conoce su historia está condenado a repetirla." (Frase que se atribuye a varios autores)