VACACIONES (Quarters 3/1-3)

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---Tok-tok-tok

Anaïs se levanto del sillón donde se había quedado dormida, en pocos segundos, se volvió a escuchar la puerta de su habitación, como si alguien la golpeaba con los nudillos de la mano.

--Tok-tok-tok

--voy, un segundo.

Era Julián, su amigo y compañero de trabajo.

--¡Perdona!, pensé que ya estabas despierta. Si quieres lo dejamos para mañana.

--Ni hablar, dame 5 minutos y vamos a las túneles del metro. Hay algo que me ronda la cabeza y me siento intranquila.

Anaïs, se aseo un poco, se recogió el pelo y salió junto a Julián destino, Indios Verdes. Mientras caminaba se le veía pensativa, recodando imágenes del túnel. Adentrándose debajo de la línea, descubrieron unos pasadizos subterráneos, con poca visualidad.

Empezado a adentrarse cada vez más en el interior de los subterráneos. Conforme iban caminando, tanto a la derecha de las vías, como a su izquierda, cada pocos metros se veía una puerta de hierro, color gris, que pasaban desapercibidas a la vista de cualquier ser humano. Sí no iba inspeccionando, centímetro, cada hueco, cada señalización o sencillamente algo que anunciara algo, muy detalladamente.

 Cuando llevaban como dos horas andando por esos túneles y cada vez se estaba enfriando de la pista que ella pensaba que podía encontrar en esos subterráneos. Ocurrió algo en ese momento, reviviendo la esperanza de encontrar una pista. A lo lejos, Anaïs se dio cuenta de que alguien estaba caminando delante de ellos. Miro fijamente a la silueta en la oscuridad y percibió que era de una muchacha.

--¡Julián!, ¿Ves algo a lo lejos? mira bien

-- Parece como que hay alguien a lo lejos mirándonos, como que quiere que le sigamos.

Tanto Julián, como Anaïs empezaron a moverse, acercándose a la persona del fondo. La silueta al ver que empezaron a caminar hacia, ella también empezó a moverse adentrándose en una de las puertas del subterráneo. Esta entrada era diferente de las demás. Daba la sensación como que la habían puesto, no hacía mucho y se notaba que no querían que nadie la descubriera. Aunque también era de hierro, estaba camuflada con la pared y tenía un timbre, junto una pequeña cámara. Anaïs no sabía cómo esa persona pudo abrirla, pero se notaba que los estaban llevando a un sitio, donde deseaba mostrarles algo.

Al pasar la entrada, cerraron la puerta, no sin antes dejarla pillada con una piedra para que no se cerrara del todo. Llegaron hasta un pasadizo, donde conforme se iban adentrando, empezaron a oler un olor muy peculiar y inconfundibles para los dos. Era un olor, donde enseguida se dieron cuenta que algo muerto y corrompido andaba cerca.

Dentro de ese pasadizo había como un paso donde al fondo, a lo lejos se empezaron a oír ruidos de coches e incluso de personas, como si hubiera una carretera cerca o algo donde fuera un paso frecuentado por vehículos y personas. En medio había como una puerta, donde se podía entrar, con una cama, y un pequeño cuarto donde al abrirlo se encontraba toda clase de utensilios para practicar sexo masoquista bastante agresivo y fuerte.

Al abrir forzando un pequeño, no sabría decir a primera vista, si era una despensa o armario empotrado Anaïs vio un cuerpo de una joven, llamando enseguida a Julián, que se encontraba investigando por la habitación, donde se encontraba un sinfín de utensilios para  dominar o ser dominado sexualmente mediante el dolor en si del ser humano.

Al acercarse Julián enseguida supo que se trataba de la amiga de la hija de su mujer. Al mirarla y empezar a revisarla, se dieron cuenta que tenía quemaduras de cigarros, cortes en su espalda producidos por latigazos, esposas en las muñecas y algo introducido en su ano. Julián no pudo seguir mirando mientras Anaïs revisaba el cuerpo, utilizando todo lo aprendido del padre de Luis, cuando vivía en Washington. Enseguida supo que se trataba de un caso de violación o prostitución con secuestro.

Tapo el cuerpo, salió al túnel para llamar a la policía y vio que la sombra seguía esperando, decidiendo por instinto seguir siguiéndola, para ver hasta donde la llevaba. Señalándole con un dedo para el otro lado de la reja, desapareció de su vista, no sin antes dejar que la viera perfectamente, dándose cuenta que volvía a ser, su hermana muerta.

 Descubriendo que al fondo había una reja cerrada con una cadena. La calle era un paso frecuentado de prostitutas y locales de ocio nocturno. Vio un joven que se estaba ofreciendo a un hombre, lo llamo preguntándole;

--Perdona, ¿dónde estamos exactamente?

--Donde se encuentra usted, es México. Donde estoy yo es un paso para Guatemala.

Anaïs enseguida supo y entendió que  su próximo destino y donde tendría que seguir investigando, seria en Guatemala.


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