Ahí estás, tan esbelta y callada,
ofreciendo tu cuerpo a mis manos trémulas,
el semblante joven, esa piel tan tersa,
y esas sensaciones de que estás inquieta
Al verte, mis dedos se tornan nerviosas culebras,
locos por robarte de tu piel poemas,
ciegos por sorber de tantos lamentos
unas dulces lágrimas que hoy están secas
¡Pasaron los años sin darme ni cuenta,
mas tú sí has sabido mantenerte bella!
Ese cuerpo pleno de curvas ligeras,
ese largo cuello que tanto mimaron las palmas del joven poeta,
ese bello talle que es tu cadera,
abrazarlo añoro, sentirlo muy cerca…
Ahí estás, brillante, provocadora, plena,
sorpresa en tu boca, el alma serena,
desnuda en mi estancia y esperando alerta
que mis manos puedan acariciar tus venas
¡Pasaron los años sin darme ni cuenta
y tú sí has sabido mantenerte bella!
Ahora mis dedos carecen de fuerza
y mi vista entera es tu esclava ciega;
lloras en silencio, siento tu tristeza,
hierática estás mirando marchar al viejo poeta
Postrado en el lecho, te siento tan cerca…
La pena me embarga por tañer tus sedas;
y tú ahí, enhiesta, tan lejos, tan cerca…
Admiro tus cuerdas, el mástil, la caja, tu puente de fina madera…
¡Pasaron los años sin darme ni cuenta,
mas tú sí has sabido mantenerte bella!
¡Ay, guitarra mía…
cuántas melodías peinaron tus trenzas!
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales