Sistemas hormonales

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El sistema hormonal de los hombres es distinto- había oído, mientras preparaba la sesión, a una vecina. Ya sabía a quién preguntar si caía enfermo. Algo es algo. Me estaba preguntando, para qué sirven los estudios, las Facultades y los años calentando banquillo, para que luego, el depósito de ciencia, acabe en la vecina de al lado. Todas las mañanas preparaba uno la sesión. 

Preparar la sesión era, básicamente, sentarse ante el ordenador a pulsar teclas, como si a uno de fuese la vida en ello. Era mi trabajo. Los domingos desconectaba el aparato, me introducía en un vehículo y a tirar millas por los lugares más inhóspitos.

Con ello, lograba una sensación increíble de desconexión que no se daría si estuviera todos los días ensesionado. Hoy, sin embargo, con aquella conversación tan ilustrada, aunque tenía previsto hacer algo distinto al tecleo, había decidido, a última hora, cambiar de planes, pues algo me decía que estaba mejor en la villa.

Mis viajes dominicales cogían a algunos trasnochadores del sábado desprevenidos, produciento la sensación de estar viviendo en dimensiones diferentes, en mundos paralelos. En alguna ocasión, incluso, asistí a los últimos escarceos de una boda, lo que colegí de la indumentaria de quienes se dieron a vistas en aquel salón que refrentaba con la carretera. Resulta paradójico que el mismo momentos fuera vivido de aquella manera tan diferente, tan divergente.

Entraba en alguna ciudad abandonada al tráfico automovilístico, lo que producía una sensación de pertenencia.

Como llevaba avituallamiento, en el paraje en que me acudía el hambre, paraba, extraía el bocadillo y comprobaba cómo hay un antes y un después tras la colación alimenticia. Llegaba a casa de noche, mayormente aburrido, pero con la sensación de que era un deber sentarme al día siguiente ante un ordenador. No sabía si aquellas páginas tendrían algún tipo de interés, ni si aflorarían de dentro del aparato, o se quedarían para los restos entre aquel entramado de circuitos impresos y cables de la más diversa orden, pero tenía la seguridad de que aquel era mi trabajo, y que lo debía de realizar con la constancia y diligencia de cualquier trabajo.


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