Se llamaba Ana, que significa, la que está llena gracia, Nació en unos momentos difíciles para todo el mundo. Acababa una guerra y necesitaban poner todos los habitantes de la tierra, como el mismo planeta, en funcionamiento de recuperación. Tanto la naturaleza, como las propias vidas de la humanidad, necesitaban encauzar el rumbo a seguir, después de una destrucción masiva.
Empezaba una nueva era para la civilización. El terminar el conflicto, hizo que la humanidad empezara a creer de nuevo en un Dios. Empezaran a volver la luz y a tener esperanza al futuro. Para muchos, la paz iba unida a la felicidad, que tanto les habían pedido a los cielos llorando desesperados, en más de una ocasión.
Para otros se trataba de beneficios. Pues en la destrucción veían montones de dinero a ganar. Veían un sustancioso beneficio para sus negocios. Y sin olvidar a los más pequeños, que son el futuro y la prosperidad del mañana. Ellos radiaban de luz pura, correteando por las calles entre los escombros, las obras que empezaban y la reconstrucción de la vida.
Ellos, ajenos al dolor, encontraron libertad que anhelaban. Amigos entre los pocos que quedaban y un futuro de relaciones, de grandes amistades, para cuando llegaran a mayores. Entre estos niños, se encontraba Ana.
Llegando a convertirse en una joven de tantas de su edad. Su cara, estaba cubierta de pecas. Su pelo era pelirrojo, rizado y largo. Muy tímida y su memoria no solía retener, los nombres, ni fechas. ¿Por lo tanto?, le costaba, bastante centrarse en los estudios. Era una joven muy rebelde. Su adolescencia había estado envuelta en bastantes conflictos, tanto en querer siempre saber más de todo, como en travesuras.
Nunca se conformaba con lo que le decían. Siempre debía verificar todo lo que sus mayores le decían. Siempre encontraba un porqué de todo, siempre tenía objeciones a todas sus respuestas. Hasta que un día en sueños alguien le hablo. Como era de esperar, Ana quiso verificar y recrear todo el sueño, para poder preguntar y verificar, incluso contrarrestas respuestas a lo que ya le habían dicho.
Al principio no prestaba atención a sus sueños, hasta que se dio por vencida, cansada de ver siempre el sueño repetirse una y otra vez, escuchando siempre la misma voz, repitiéndole sin cesar lo mismo, el mismo mensaje;
--¿Estas hay? Contesta, es hora de que el durmiente despierte. Es el momento de despertad las conciencias. Estas en una nueva era de evolución del mundo. Donde cada ser, debe de encontrarse así mismo, con su YO más profundo.
Ana no encontraba respuestas, tan solo en la oscuridad de su recamara, era donde se encontraba conectada con aquel ser. Siempre que lo veía, se encontraba en un espacio iluminado de color verde. Su voz era Angelical, transmitiéndole paz a su ser. Tenía unos cabellos castaños, rizados por los hombros. Sus ojos eran azules, su figura era esbelta y para que viera que era un ser de luz, cada vez se reflejaba su cuerpo, solía verlo con rayos de colores entre violeta y azules.
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