¡NO PUEDO!

¡NO PUEDO!   Irene intentaba con todas sus fuerzas cerrar el cajón… - ¡No puedo!, gritó fuerte. Una y otra vez insistía. Viendo que algo al final de este le impedía terminar la acción, lo sacó de golpe. Sin percatarse del líquido viscoso y rojo que estaba en el lateral del fondo, se asomó a la oscuridad vacía que quedaba. Su cara se descompuso, enderezándose despacio… -Jamás pensé que eso fuese lo que no me dejaba cerrar... Metió la mano con cara de asco y sacó de allí, mostrándole a su hermana la bolsa de cerezas que hacía una semana había escondido.