Reflexión 2

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Enviado el , clasificado en Drama
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La mente es mi peor enemigo porque me ataca cuando menos me lo espero y sin piedad. 

Hoy es otra de esas noches difíciles para mí, con la sensación de estar ahogándome entre las paredes de mi habitación, con la luz de las lámparas del patio entrando por la ventana y el ventilador agitando las cortinas azules. Mi interior está podrido y siento que mi garganta vuelve a luchar con un nudo que lleva años desarrollándose.

No obstante, el cielo estrellado se ve hermoso. Hay una estrella en específica que puedo observar desde mi cama y es la que más brilla de entre todas... Yo sería la que menos brilla. Mi luz se apagó hace mucho tiempo atrás y no hay manera de que reviva. Como toda estrella, va a llegar mi momento de morir, pero no puedo esperar a que llegue. Ese es mi problema de las noches difíciles.

Cuando siento que mis esfuerzos no hacen más que empeorar las cosas, que alejo a los que quiero con mi inestabilidad insoportable y que me quedo sin un plan b, cuando ocurre eso, me dan ganas de tirar la toalla. Son pensamientos que se imponen en mí todos los días, pero que toman mayor fuerza en las noches como la de hoy...

Es entonces cuando me cuestiono si realmente podré cumplir con mis propias expectativas puestas en mí, y en las de los demás. Si podré enamorarme de alguien que sintiese lo mismo por mí, si me podré amar plenamente como lo hacía hace más de diez años... Y estos pensamientos me contestan. Me dicen que jamás lo lograré, estaré estancada en la frustración hasta que tome la decisión de quitarme la vida. Es una opción que cada vez la siento más realista. Entonces busco las posibilidades menos problemáticas: ¿Tirarme de un tren? Depende de la estación y la hora, no me gustaría matarme en la estación del barrio donde vive mi familia, o en el horario en la que ellos viajan; ¿Sobredosis? Me da pavor pensar en una muerte paulatina. Y continúo maquinando.

Son muchos miedos por los que paso cuando pienso en cómo matarme, soy una cobarde y por eso aún no lo he hecho.

Deseo frenéticamente acabar con este dolor, porque es insufrible. No me lo merezco y me cansé de soportarlo. De alguna u otra manera, quiero acabar con esto.


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