El mito del sexo en la antigüedad de nuestro días.

Adelantado a su tiempo, aquel hombre, con aquella mujer, tenía una relación de poliamor, pero mal entendida. Mucho tiempo más tarde lo comprendió, aliviándole sobremanera la conciencia. No era un infiel polígamo execrable, sino un pionero. Lo que son las palabras.

Pese a que algo le decía que no era enteramente censurable aquella situación, no fue de la misma opinión su esposa. La que, más tradicional, le recordó las promesas. La sociedad va por delante del Derecho, y no será extraño, tras otra porción de tiempo más que pase, que en capítulo de la fidelidad del Código venga la importante excepción que en estos tiempos está empezando a mostrar la sociología cotidiana y juvenil de nuestros días. Que una cosa es el sexo y otra, distinta, el respeto debido a la prójima.