Cuentan que la joven y bella Sara fue elegida por el duque de Lerma para ser desposada por él. Pero ese honor irrechazable se transformó en un dolor para su corazón soñador.
Buscando Sara una salida, encontró una vieja bruja que como escape, le ofreció convertirla en yegua y así obtendría su libertad. Aceptó el cambio la joven ingenua, pensando en lo lejos de allí que podría llegar.
Mas al poco de salir al monte, con un lazo de cuerda la joven yegua fue cazada. Tan hermosa siendo mujer como en forma de animal, los cazadores pensaron en regalarla a su Duque para ganarse su favor.
Quedó el principal de Lerma encantado, no solo por su bella estampa, si no también por su dulce mirada, siendo aquélla desde entonces la preferida de su yeguada.
Pasaron un lustro juntos, él la cuidaba en persona, y Sara, bajo la equina apariencia, se sentía muy apenada, pues sabía que había errado en sus miedos, y su corazón cada mañana al hombre esperaba.
Pero una madrugada el Duque fue a buscarla, y halló una bella mujer que dormía en la paja echada.
Y también cuentan que desde entonces estuvieron juntos, y que la bruja, ardiendo en la hoguera, todavía reía, la muy malvada.
©Serendipity
Enero 2024
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