EL DISCUTIBLE AMOR ROMÁNTICO 1
Por franciscomiralles
Enviado el 08/02/2024, clasificado en Reflexiones
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Hace unos cuántos años que fui con una de mis amigas llamada Margarita que era una joven inconformista, pero con una notable inteligencia; morena, de cabello corto y con unos ojos grandes en los que se reflejaba una inquisitiva mirada, a un teatro de mi ciudad en el que se representaba la excelente obra del prestigioso director sueco de cine y de las tablas Igmar Bergman llamada ESCENAS DE MATRIMONIO.
Era la clásica función teatral cuya fuerza argumental residía en el diálogo y en las complejas relaciones humanas centradas en sus dos protagonistas. En síntesis la historia versaba sobre la crisis matrimonial de una pareja en la que el marido quería separarse de su esposa, por lo que ella sufría mucho.
"¿Cómo podía ser que la protagonista que era una señora muy guapa, inteligente y sensible, la cual hasta ahora había congeniado tan bien con aquel sujeto de repente éste había dejado de quererla?- se preguntaba mi amiga Margarita- ¿Es que acaso aquel hombre era un culo de mal asiento? ¿Era un desalmado?"
En aquel tiempo el tradicional y mediterráneo público que asistió al teatro no estaba demasiado acostumbrado a tenérselas que ver con la complejidad humana, por lo que muchos espectadores se despistaron de la dialéctica de los personajes de la obra. "¡Bah! Estas cosas pasan allá; en los paises nórdicos como Suecia que son más ricos que nosotros y tienen otra mentalidad" - pensaban muchos.
Por eso cuando terminó la representación teatral y mi amiga y yo salimos a la calle ella me espetó:
- Mira. ¿Sabes que te digo chico? Que eso del amor; del mundo de las parejas es muy compliado.
-¡Y tanto que lo es! - convine yo-. Como que los dos sexos son muy diferentes entre si, tanto biológica como psicológicamente. Por eso yo pienso que una pareja para entenderse, en principio debe de establecer una amistad a partir de una afinidad cultural y de carácteres; de unos intereses comunes,porque en ellos se asienta el bienestar personal. Si esto no se respeta; si cada uno tira por su lado, la relación se puede ir al traste. Claro que también existe la simple atracción física, erótica entre un hombre y una mujer; y en muchas ocasiones para hacer el amor no es necesario hacer la comedia del enamoramiento; aunque muchas veces uno se cree que se enamora cuando la personna deseada se resiste. Decía el gran Groucho Marx que por qué decimos amor cuando queremos decir sexo. Solemos disfrazar hipócritamente el deseo sexual con una persona con el eufemismo de amor romántico porque queda más elegante. Es lo políticamente correcto. Pero yo estoy de acuerdo con lo que decía el humorista.
-No sé... no sé.... - expresó Margarita, que al precer ella al igual que mucha gente por inteligente que fuese tenía una cierta confusión acerca de la idea del amor y de los sentimientos.
Sin embargo todos sabemos que el amor propiamente dicho tiene diversos matices; aunque en todos tiene un mismo denominador común que es la generosidad de ánimo. Existe el amor propio que es aquel en el que uno se perdona a sí mismo de sus propios errores; el amor fraternal a los hijos, a la familia, a los amigos; el amor altruista hacia el género humano que se manifiesta en un acto de solidaridad social. Mas se sobrevalora en exceso el volatil y resbaladizo amor romántico en razón de la sujetividad humana, del que yo no me fio en absoluto,
En el caso de la magníffica obra teatral de Igmar Bergman vista con calma, el personaje del esposo de la desdichada mujer - que sufre tanto-, resulta que se ha enamorado de otra dama. Imaginemos que este señor sueco, al igual que muchos otros, a pesar de ser un tipo brillante en su empresa, el domingo por la noche que es el peor momento de la semana se siente deprimido. "¡Oh mañana otra vez lunes. y me espera una laaarga semana de intenso y aburrido trabajo en la oficina siniestra! Casa, trabajo; trabajo y casa. Y siempre es lo mismo.¡Que triste y sórdida es la rutina de la vida" - piensa él.
Pero cuando llega el antipático lunes y el hombre va a la oficina siniestra, le asignan una guapa secretaria que a su juicio lo entiende a la perfección. A los pocos días el señor sueco se siente atraido por por ella, la cual representa la novedad erótica que le ayudará a burlar a la gris rutina que le embarga. Ella será blanco sobre negro, puesto que el tener una aventura romántica con otra mujer para éste es la gracia, lo rutilante de la vida que le hace sentir importante, especial. Claro que llegará el día en que la amante le dice al sujeto que quiere estabilizar la relación; fundar una familia, y se termina el embrujo. Entonces vuelta a empezar con la rutina de siempre, hasta que el ejecutivo encuentra a otra dama insinuante en algún lugar y vuelve a enrocarse con el amor romántico; un persistente ideal que nunca acaba de alcanzar porque sólo está en su cabeza y choca inexorablemente con la prosaica realidad, que él sólo atisba a medias, porque la persona soñada, deseada una vez vista de cerca resulta que no es tan encantadora como él se la había imaginado, ya que los defectos que ella pueda tener se hacen grandes, terribles y difíciles de sortear.
La semilla de este idealizado amor romántico empezó en la antigua Grecia con el concepto filosófico de Platón al referirse al mundo de las ideas, y sobre todo a "la mirada erótica del otro", y de la Utopía que es lo imposible. Posteriormente en la Edad Media los trovadores del sur de Francia y del norte de Cataluña quienes tenían verdaderas escuelas de Arte poético alentaron el amor sutil y romántico a las princesas de la Corte. Mas ¡ay! si uno de estos trovadores se atrevía a contrariar a la señora del Palacio. Ella hacía correr la voz ( sin Internet) a otros reinos de la península lo detestable que era aquel trovador y éste para poder sobrevivir tenía que cambiar de oficio. Siglos más tarde este amor platónico, imaginado, se enmarcó en el Romanticismo que fue asumido por la burguesía de la época y lo popularizó.
CONTINUARÁ
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