No puedes dormir

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No podemos dormir, tu allá y yo aquí, la distancia física es grande, pero el teléfono nos acerca…

Te pido que cierres los ojos, y solo te dejes llevar por mi voz…

Mis labios besan tu cuello, bajando suavemente una de mis manos por tu torso desnudo, mientras la otra juega sobre tu pantalón, mis besos se intercalan con suaves mordidas recorriendo cada rincón de ti, desabrocho tu pantalón, para acariciar tu miembro cada vez más duro bajo el bóxer, llego al borde de tu ropa, y con ambas manos te libero de ella para contemplarte completamente desnudo frente a mí, tomo tu duro miembro bajando y subiendo con mis manos alrededor de él, mi lengua recorre la cabeza, para bajar lamiendo el firme tronco, mis manos se mueven al ritmo de tus gemidos, mis labios comienzan a succionarte, dejándote entrar lentamente hasta topar en lo más profundo de mí, está completamente duro, siento sus latidos dentro de mí, como crece, lo saboreo en cada movimiento…

Mis manos no dejan de moverse sobre él, mientras me acomodo sobre ti, lo tomo firmemente ya en posición, tu punta recorre mi vulva completamente húmeda, comienzo a jugar sobre ti tentándote sin dejar entrar, veo la suplica en tus ojos, y lentamente lo voy sintiendo dentro de mí, me estremece sentir mis paredes acomodarse a tu miembro, ya completamente sin nada más fuera de mí, mis caderas comienzan a moverse, adelante y atrás, sintiendo como chocas dentro de mí, arriba y abajo, se siente tan rico latiendo dentro de mí, mi ritmo comienza cada vez a ser más salvaje, dejándote empapado de mí, en lo que mi gemido llena el silencio…

Me tomas y me tiras sobre la cama, lo puedo aprecias completamente firme frente a mí, abres mis temblorosas piernas y siento tu embestida, tu gemido me excita aún más, el ritmo de tus caderas cada vez más salvaje, siento como tu miembro late y se hace más grande dentro de mí, no puedo más y siento como mi humedad comienza a bajar por tus piernas…

Te veo aun tan excitado, que me subo sobre ti, la cama comienza a sonar cada vez más fuerte, y a moverse de su lugar con cada movimiento, nuestras respiraciones cada vez más agitadas, nuestros gemidos cada vez más fuertes, te siento cada vez más y más grande, sintiendo el calor de tu semen dentro de mí, mezclándose con mi humedad al irme nuevamente sobre ti…

Rendida me dejo caer sobre tu pecho, sin sacarte de mí, siento como va dejando de estar firme, tus grandes y cálidas manos me rodean, y acarician mi espalda provocando que me estremezca al tener aun los sentidos a flor de piel…

Te escucho gemir al otro lado de la línea por última vez, y te dejo para que te limpies, nos damos las buenas noches, y cortamos la llamada.


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