Dicen que llegar a una ambigua cima es lo más importante… Recorrer siempre hacia arriba un camino áspero, complejo e incluso difícil; la única opción posible parece ser ir siempre hacia una posible dirección, al menos si quieres «avanzar».
Mientras pienso en todo esto del éxito y los modelos de vida en plena competición, no puedo evitar una sensación extraña. Es constante… Me parece que en el fondo, allá en la letanía algo me llama la atención. ¿Incluso cobra forma de un infantil anhelo?
Me siento incluso dividido en todos los rincones de mi ser. ¿Acaso soy un desagradecido con todo lo que me han dado antes?¿Estoy buscando mis propios sueños con alas de cristal y promesas de cartón?¿Acaso soy un rebelde por ir precisamente en contra de todo lo anterior?¿Estoy explorando firme nuevas reflexiones?¿O simplemente soy un ser que ¡dividido duda a todas horas?
Veo el mar y me gustaría bañarme en sus profundidades, estoy cansado de los males de altura y sediento del pegajoso abrazo de la arena. Quiero saborear el incomprendida sabor de la sal en el agua. Duele tanto saber que nunca llegará ese momento. ¿Esta sensación es lo que llaman mal de altura? Ojalá la gravedad tome algún día la decisión que mi cuerpo inerte no puede. ¿Por qué la vida de una piedra en lo más alto de la montaña debía ser tan compleja….?
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