UNA SEMILLA, UNA VIDA, UNA CONCIENCIA (1-2 final)
Samira fue creciendo como cualquier niño de su edad. Con edad de 12 años, su mente empezó a despertad, empezó a ver con claridad cosas que otras personas no podían ver. Un día estando en el cine, alguien empezó a hablarle, preguntándole algo en varias ocasiones. Cuando se encendieron las luces, se giro para ver con quien había mantenido comunicación, cuando vio que el asiento se encontraba vacío.
Otro día, paseando por una calle, llena de tiendas, vio que en un espejo, la calle se reflejaba en el. Aunque las personas que caminaban por ella, eran diferentes. Hasta ella se veía comprando junto con un joven, que le resultaba conocido y no sabía a dónde lo había visto. El paisaje y todo lo que se encontraba en esa visión que ella estaba visualizando, se notaba que era diferente.
Por algunas personas y una tienda que en el lugar que se encontraba Samira, no se encontraban. El local que ella veía en el cristal, donde estaba ella en ese lado se encontraba cerrado, con un letrero que decía SE ALQUILA y en la visualización del espero, estaba abierta y con personas comprando dentro.
Un día como otro cualquiera, dirigiéndose a su instituto, al llegar, subió las escaleras, se sentó en su asiento, como hacía de costumbre y al empezar a entrar sus compañeros y la profesora, noto que no eran las personas de diario, de todos los días, ni sus amigos, ni sus compañeros, ni su profesor de clase. Salió corriendo, bajo las escaleras, se sentó en el último escalón y una joven se le acerco, preguntándole;
--Samira, ¿te encuentras bien?
Al subir la mirada vio que era su amiga y compañera de clase, se levanto, la abrazo y no dijo nada, solo subieron las escaleras, entro en clase y se sentó, en su pupitre de costumbre.
Al cabo de un tiempo empezó a soñar con un adolecente. Era alguien idéntico a ella, solo que esta persona era un varón. Poco a poco llegaron a ser inseparables y mientras dormía, él le mostraba un montón de rincones del planeta:
--Un día tocaba una cueva en las montañas.
--Otro día tocaba un bosque en lo alto de los Alpes.
--Otro día un volcán, su adentros y su profundidades, imposibles para el ojo humano.
--Otra noche era un paseo por los mares del planeta y sus islas.
--Otro día eran las profundidades de los océanos y sus maravillas, donde le mostraba las distintas clases de seres que vivían en ellos como su flora marina, sin dejar ningún rincón por visitar, imposible llegar el ser humano, incluso con alguna clase de vehículo submarino.
--Otro día las pirámides situadas por todo el mundo, su funcionamiento, la maquinaria y sus túneles. Sin olvidar los códigos que tienen en la entrada. Cuando el joven fue a leerlo, Samira se le adelanto, traduciéndolos y preguntándole, donde se encontraban, los demás códigos en la superficie del planeta.
Samira poco a poco fue tomando conciencia de todo. Poco a poco, fue convirtiéndose, en inseparable del joven, que con el tiempo, dejo de aparecer en sueños, para convertirse en un guía y un maestro astral.,
Descubrió que en realidad, fue su hermano, quien desapareció un día, como muchos seres vivos hacen, del mundo terrenal. Descubrió que nunca se fue, tan solo se encontraba en otro plano, junto a ella. Aunque ella no lo viera, ni lo sintiera. Descubrió que todos ocupan el mismo lugar, que todos están unidos por el mismo espacio. Que realmente somos nosotros los que estamos dormidos, a la espera de un despertad y una conciencia, más allá de lógica del ser humano.
Sintió que le habían regalado un tiempo valioso ocultándole todos sus recuerdos, tapándole su esencia. Para poder disfrutar de una niñez, una adolescencia como cualquier otra persona. Dejándola disfrutar de unos padres, de una familia, dejándola elegir libremente en todo.
Ya no había velo. Ya su memoria, estaba llena de recuerdos, de otros tiempos, de otras líneas o sencillamente de otras dimensiones. Para Samira no había tiempo, ni lugares prohibidos para disfrutar, tanto de sus paisajes como de sus adelantos en tecnología. Ni tenía miedo a la pérdida de un familiar, ni siquiera de la suya propia. Pues descubrió que realmente, todos vuelven al mismo lugar de partida. Al principio de todo. Por fin la semilla despertó su conciencia.
FIN
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