14 de marzo de 2020, me dispongo a trabajar como un día más, nerviosa por una situación inusual y complicada. España entra en estado de alarma y todas mis alarmas internas como sanitaria, empiezan a presagiar lo peor.
Hoy se cumplen cuatro años del inicio, de esa situación vivida, de ese miedo, de ese agotamiento físico y mental, que aún dura en nuestro interior. Todo parecía una película de terror, una desolación inmensa, una oscuridad absoluta, la peor de las pesadillas hecha realidad.
Y recuerdo aún el sufrimiento, las ganas de llorar en el hospital, la impotencia de no llegar, el cansancio, el pánico de contagiar a tu familia... porque esas sensaciones tan intensas quedarán grabadas para siempre en mi memoria, como también quedará el haber dado todo de mí, el haber trabajado hasta el más absoluto agotamiento, para poder ayudar a la gente y que pudiesen volver con sus familias. Días sin dormir, sin poder pensar en otra cosa....
Y hoy cuatro años después, solo me queda el recuerdo y la sensación de que poca gente recuerda este día tan bien como nosotros.
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