Tu voluntad es la mía y Mi voluntad es la tuya (1-2)
Luisa lo miraba con los ojos llenos de lágrimas. Sabía que Julián estaba muy enamorado, pero lo que nunca hubiera pensado era que abandonaría su más preciado sueño por ella. Acerco sus labios a los de su amado y lo beso, seguida mente le dio las gracias y lo abrazo.
Solicitaron la adopción de su hijo mayor Oscar. Ya olvidaron con el tiempo el que no podía procrear. Luisa no puso ningún remedio para tener descendencia, pues no tenía peligro, ni miedo a quedarse en estado. Todo volvía a la normalidad. Julián se dedicaba por completo a su familia. Su hijo lo era todo para él y su amada era la luz de su vida.
Al cabo de 10 años, Luisa empezó a sentirse mal, no tenía hambre, vomitaba cada cosa que comía y empezó a sentir asco por su gran amor. Julián preocupado por su amada, la llevo al médico y descubrió que no estaba enferma, que todo estaba en su sitio y que eran síntomas normales para su estado, para el cambio que estaba realizando su cuerpo en ese momento.
El médico, la miro y les dijo a los dos;
--Escucharme los dos, no sé como ha ocurrido, ni como ha pasado, perooo
--Perooo ¿qué? Contesto Julián viendo que el médico se emocionaba al hablar.
--Luisa, estas en estado de gestación y te diría que de casi 3 meses.
--No puede ser. Contesto ella
--¡Sí! y todo está en orden, ni veo ningún peligro de perdida, ni nada que me haga notar que puedes perderlo. Piensa que es un milagro y disfrutarlo, como un gran regalo.
Los dos se miraron, echándose a llorar. Volvieron a su casa y les dijeron a Oscar que tendría un hermanito. Julián la cuidaba en todo, no dejándola hacer grandes esfuerzos. Oscar le acariciaba la barriga a su mamá y le susurraba cuentos a su hermanito, que estaba por llegar.
Incluso un día se peleo con su padre y corriendo le conto lo ocurrido a su hermano, cuando noto que empezó la barriga a moverse, puso su mano y le dijo;
--Mira no te preocupes. Te prometo que dentro de un rato, iré y le daré un besito a nuestro papá.
Oscar seguidamente abrazo la barriga de su mamá y dejo enseguida de dar saltos, como si su hermano lo hubiera entendido todo. Al cabo de unos meses nació un Niño muy hermoso y lo llamaron Antonio. Todos se encontraban llenos de vida, todos radiaban de felicidad y Oscar parecía que era el más feliz de todos.
Siempre se encontraba al lado de su hermano, nunca lo dejaba solo, incluso le pidió a su mamá que le enseñara a cambiarle el pañal, mecerlo y darle el biberón con el tiempo. Los dos hermanos se hicieron inseparables, no solían hacer nada, si uno se encontraba en ese momento solo. Los dos con el tiempo compartieron habitación e incluso fueron al mismo colegió. Julián se encontraba completo, se sentía como que la vida le había dado, todo lo que el necesitaba para tener una vida en toda su plenitud. Luisa solo con ver a su familia como eran felices, ella se sentía realizada, ella sentía que su propósito estaba completado.
Cuando Antonio tenía 4 años y Oscar 14 fueron de visita haber a los abuelos a un pueblo cercano. Estuvieron en casa de los abuelos una semana. El día de vuelta, llovía a cantaros. La carretera se encontraba resbaladiza. Aconsejando las noticias que al conducir, se fuera con cuidado en las vias.
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