La vida y mi bandera. Escudo de idiomas y vientos a la deriva.
Camina el ser humano, con paso firme y de puntillas.
Con vista al frente, sin sentir, ni oír las letras de un musical.
Uno salta, el otro corre, pero sin darte cuenta que realmente huelas.
Pliz, pliz, pliz. De puntillas intentando evitar los movimientos de la fluidez de la rueda.
Oh, oh, oh. Sordos a los sonidos del viento que llega y se pasea por las calles.
Uh, uh, uh. Con la nariz en taponada y el olfato de vacaciones.
Con la mirada al cielo, sin apartar la vista, para poder percibir el universo.
Sin creer, ni tener conciencia, pero siempre uno sintiendo una gran espera.
Dime quien eres, cómo te llamas y a quien esperas, sin mantener ningún recuerdo.
Tan solo esperando, teniendo Fe, la llegada de un nuevo amanecer.
Y la sonrisa de la luna, en la soluta oscuridad de tu ser.
Esperando una conciencia, olvidada. Una sabiduría, escondida. Un despertad, dormido.
Obteniendo a cambio, un paquete de dolencias sin poder evitar.
Dentro de un sinfín de experiencias traídas, en una vida otorgada al nacer.
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