Muerte súbita. Eso le había dicho el forense.
¿Y qué hacer ahora sino velarla y enterrarla?
Que otra cosa hacer, con las lágrimas y palabras.
Y mas ahora, sola, sin que nadie la consuele.
Envidiosa de la felicidad ajena
Pasea camino de su hacienda
Donde a su triste padre verá
Que desorientado, mudo estará.
Era tal lo que su corazón no podía soportar
Esa angustia y soledad
Que la muerte vino por piedad
Para en otra vida, a su esposa volver a tocar.
Rota y enfadada por el trágico suceso
Llama para aliviar su enorme peso
Pero sorpresa, su hermano está tieso
Por pena, no quiso mantenerse ileso.
Corriendo a ver vá y a su cuñada consolar
Pero alerta no vá y un accidente tendrá
Mas un trágico final le obligará posar
Para la muerte que a rastras se la llevará.
Alana, cuñada y amiga de la modelo
Angustiada y con cuatro pelos
Porque los otros se cayeron enteros
Por culpa del terrible momento.
Basta de bromas y risas
Volvamos a la historia
Mas, nos corre prisa
Por terminar la rima.
Alana, destrozada y con hija
No sabía qué hacer para ocultar
Toda la sangre de su hogar
Y la muerte de una amistad.
Mas su hija preguntar:
¿Por qué a la tata no quieren curar?
Porque lo suyo no se puede arreglar
Entonces, mamá, como papa está.
¿Y qué hacer ahora sino velarla y enterrarla?
Que otra cosa hacer, con las lágrimas y las palabras.
¿Y qué hacer ahora sino velarlo y enterrarlo?
Que otra cosa hacer, con los te quiero y los abrazos.
Mas la tragedia no terminar todavía
Porque esa noche se dejó partida
La cabeza, al darse una ducha fría,
Y su hija corriendo llamó a la vecina.
A mi mama le he puesto una bolsa Paquita
Como a la tata le ponían esta mañana,
Mas la cabeza no quise taparla,
Por si se cura antes de llegar la médica.
Estupefactas y asustadas
Subieron corriendo como leonas
Para en el baño hallar
El cuerpo y una bolsa del mercadona.
Y aquí termina el mío relato
Espero que haya sido de agrado
Y si no da igual, porque os adelanto
y aseguro, que me suda el nabo.
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