Están las calles mojadas
con el aspecto que deja
la lluvia en primavera.
Del color gris sucio
las baldosas pasan al brillo
encerado como de nuevo. Algún charco te
deja asomar a un árbol por debajo,
o ver el azul
salpicado de nubes del cielo...
Hice un pacto con el diablo un día de enero,
un día frío que ya ni siquiera recuerdo.
Me pidió a cambio todas mis letras, las de ayer,
las que tenía por escribir...
las que nunca podría pronunciar de nuevo.
Lo acepté, porque nada
importaba más en ese instante
que sentir el silencio y la
serenidad de las calles mojadas
que deja la lluvia en primavera,
cuando un charco
te deja asomar a un árbol por debajo,
o ver el azul salpicado de nubes del cielo.
Quizá me inventé
un día frío y lluvioso de enero,
un día que ya no recuerdo,
cuando del color gris sucio
las baldosas de la calle pasan al brillo
encerado como de nuevo
porque
encontré
al amor eterno
abandonado en un charco,
y salpicado de silencio...
©Serendipity
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