Me conformo con tu amistad

Andrea estaba hecha un lío. Su mejor amiga Alba, había dejado de tener confianza con ella, y eso la preocupaba enormemente.

Ella la quería mucho, tanto... que sería capaz de hacer cualquier cosa por ella. Estaba enamorada de ella desde siempre, pero sus caminos se habían separado y Andrea se había casado con un hombre, al que también quería mucho y con el que era feliz.

Años después, había vuelto a encontrarse con Alba y eso la había hecho recordar lo mucho que la amaba. Andrea sabía, porque Alba insistía constantemente, que solo la gustaban los hombres y que deseaba encontrar un chico que la quisiera y compartir su vida con él. Andrea también lo deseaba para ella, porque solo quería su felicidad y nunca se la ocurrió intentar nada con su mejor amiga. También sabía, y a veces fantaseaba con ello, que si fuese ella quién se lanzase algún día, claudicaria en el acto, pues no podría parar ese deseo que la acompañaba desde siempre.Pero eso era una fantasía, y sabía que nunca iba a suceder. Lo que ahora la atormentaba era perder su amistad, y eso era algo con lo que no podía vivir. Necesitaba a su amiga, con la que conectaba en todo, a la que contaba todos sus secretos, con la que reía y con la que vivía en esa maravillosa burbuja que ellas dos habían construido y a la que nadie tenía acceso.

Decidió darla tiempo, que es lo que ella pidió, pero los minutos parecían horas, las horas eran como días y los días como semanas, las semanas meses y los meses años, pero Andrea estaba dispuesta a esperar, si con ello recuperaba su amistad, ya que para ella era una de las cosas más importantes de su vida.