Denunciar relato
Esa mañana no era como las demás, la energía la invadía desde que sonó el despertador. Abrió el armario y dudó que ponerse, la apetecía estar guapa. Antes de salir de casa, un último vistazo en el espejo, la hace salir presurosa para no llegar tarde. En el portal, se coloca un auricular inalambrico para ir escuchando vuestras canciones, que ahora están vacías.
En el café, acaban de abrir las puertas en esa fría mañana de lunes. Tres o cuatro personas ajenas a lo vuestro piden su desayuno de la mañana. Ella espera, pero eso solo lo sabe una persona, tú.
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