Denunciar relato
La locura de algunas personas nos dejan sin habla. Como el hombre que ha matado a su mujer y ha exibido su cadáber como un trofeo en algún medio. Pregona su deso de que lo apresen para cumplir cadena perpetua o condena de muerte y sea recordada su azaña.
Contrasta con el amor que un abuelo ha demostrado, entregando su propia vida a favor de su nieto, salvandolo de una tumba segura.
Como siempre, el odio y el amor, el bien y el mal, tan distantes y al mismo tiempo tan unidos en el género humano.
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