Dos estudiantes muy cachondas

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Jenni es mi compañera de clase y hemos quedado esta tarde para terminar un trabajo. Al final se nos hizo bastante tarde y como su casa pilla retirada de la mía, se quedó a pasar la noche. Yo estaba nerviosa, porque al vivir todavía con mis padres me daba vergüenza que una mujer de 30 años se quedara a compartir mi habitación. Jenni y yo estudiamos arquitectura, pero ella había empezado la carrera mucho más tarde.

Tras ponernos los pijamas nos acostamos en la cama para dormir. No pude evitar fijarme en que Jenni se le marcaban mucho los pezones y pensé que a lo mejor tenía frio y así se lo pregunté:

-No, Magda, no enciendas la calefacción. No molestes a tus padres por eso, cuando me meta en la cama se me pasa. Gracias guapa.

Y tras meterse en la cama me dijo que la abrazara para entrar en calor. Yo así lo hice y noté sus pezones duros. Yo soy prácticamente plana, así que pensé que ojalá tener los pechos grandes de Jenni. Se lo dije entre risas:

-Que va tía, tú tienes un culazo que ya me gustaría a mi-. Y me agarró el culo entre risas.

Continuamos riendo y al final apagamos la luz para dormir, ya que al día siguiente teníamos clase a primera hora y teníamos que entregar el proyecto.

No podía conciliar el sueño y entonces escucho unos gemidos. Pensaba que Jenni estaba soñando, pero al girarme veo unos movimientos en la sabana y enciendo la luz.

Para mi sorpresa Jenni se estaba metiendo los dedos por debajo del pantalón corto del pijama:

-¿Te estás masturbando en mi cama? -. Exclamé sorprendida, pero más estupefacta me quedé con su respuesta.

-Ha sido tu culpa... con ese pijama y ese culo... no te ha gustado sentir mis tetas...

Yo la miraba boquiabierta.

-... sé que te ha gustado... he visto como me mirabas... No quieres volver a abrazarme, aún tengo frio, ¿no ves mis pezones duros?...

En ese momento me entró mucho calor. No sabía si era vergüenza o era porque Jenni aún no se había sacado los dedos de su coño. Pero alargué mi mano y le pellizqué un pezón, ella se retorció de placer y yo descubrí que estaba muy cachonda.

-Sigue Magda... sigue explorándome...

Nunca había estado con una mujer, pero me gustaba lo que veía y sentía... Así que le toqué las tetas, se las chupé con mucha vergüenza mientras Jenni gemía y yo me mojaba cada vez más. Hasta que al final al pellizcarle los pezones y succionárselos se corrió.

-Jenni madre mía yo... Nunca con una mujer... que vergüenza.

Le quité la mirada porque me había dejado llevar y estaba un poco asustada. Al fin y al cabo, Jenni es mi compañera de clase, es 10 años mayor y soy hetero. Pero Jenni me giró la cara y me besó largamente: 

-Tranquila Magda... ahora vas a sentir más vergüenza. Pero te prometo que vas a tener el mejor orgasmo de tu vida. 

No sabía cómo ya que nunca había estado con una mujer, pero ella siguió besándome apasionadamente poniéndose encima mío.

Me besó las tetas succionándome mis demasiados grandes pezones para tan poco pecho. Fue extasiante y siguió besándome por la cintura y el vientre. Sin darme cuenta estaba jadeando, abriendo las piernas y haciendo movimientos ondulantes con mis caderas.

Jenni estaba disfrutando, se sentía poderosa. Entonces me lamió suavemente mi coño mojado y me estremecí. La miré y me sonrió y entonces le apoyé mi mano en su cabeza y la volví a guiar hacia mi coño... no sé cómo hice aquello, pero necesitaba sentir su lengua ya y no quería que jugara conmigo.

Su lengua no paraba de moverse y yo no podía más, entonces me metió un dedo y me masturbó. No pude aguantar más y me corrí en su boca contorsionándome de placer. Jenni me miró satisfecha y me volvió a besar.

-No sé cómo lo haces... me encanta.... me pones mucho-. Le dije entre besos. Por fin había aceptado que mi compañera de clase me ponía cachonda y no quería parar de follar con ella.

-Veo que nunca lo has hecho con una mujer-. Asentí. - Esto solo es el principio nena.

Y acto seguido se volvió para chuparme los pezones y yo hice lo mismo. Estuvimos peleando por ver quien lamía qué a la otra. Nos puso mucho a tono y además fue divertido.

Pero entonces Jenni sin previo aviso se puso encima mío y juntó su coño con el mío.

- ¿Que? Esto no te lo esperabas ¿eh? -. Dijo riéndose ante mi cara de estupefacción.

Entonces empezó a mover las caderas y a gemir. Notaba como su coño estaba cada vez más mojado y el sentir su clítoris y labios contra los míos me hizo perder la cabeza. Empezamos a gemir cada vez más hasta que nos corrimos a la vez, varias veces...

Oh esa noche fue inolvidable... desde entonces todos los proyectos y trabajos de arquitectura se nos hace tarde para terminarlos y la pobre Jenni tiene que dormir en mi cama.


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