Mi amiga me descubrió y me obligó a tomar una decisión #2

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
4346 visitas

Marcar como relato favorito

“Siempre fuiste mi amiga, pero por sobre todas las cosas soy hombre. A muchos les gustan las mujeres tetonas, a mí me gustan los culos, pero demasiado, es una obsesión para mí. En principio la única mujer que podía ver en bikini eras vos y cada vez mi deseo era mayor. Así empecé en el 2016 cuando te dediqué la primera. Después empezaste a usar casi tangas y no podía resistirme, no me alcanzaba con mirarlo, tomé las primeras fotos y me masturbé, era mejor que solo imaginar. Y si, me hiciste bombear mucha cantidad de leche durante mucho tiempo. Si ya hubiera probado el sexo anal quizás estaría más tranquilo, pero nunca fue así y me saqué las ganas pajeándome con tu culo..”

Después de semejante confesión ella se quedó callada como intentando procesar todo y queriendo decir algo al respecto.

“Lo único que puedo valorar es tu sinceridad, pero no quita que quiero matarte... es como, nunca fui tu amiga”

“Si lo sos! Nunca me desubique frente tuyo, pero cuando estoy solo... no tengo control. Se que va a ser difícil que me perdones por esto, si es que tengo perdón”

“Si lo hiciera, ya nada va a ser igual. Te volverías a tu casa sabiendo que te di otra oportunidad y seguro te seguirías masturbando con mis fotos... porque sería así, no lo dudo. Pervertido de mierda”

“Y entonces, ¿ahora qué?”

Se quedó pensado un buen rato y se agarraba la cabeza con cara de frustración, hasta que me dice:

“Mirá, te voy a hacer elegir... para que al fin tengas la posibilidad de cambiar”

“¿A que te refieres?”

“No te voy a denunciar ni escrachar en ningún lado, a pesar de todo estuviste en muchos momentos importantes en mi vida. Te propongo que ahora mismo, vayamos a tu casa, prendas tu computadora y borres todo lo que tengas mío, y si, voy a estar ahí para ver que lo hagas”

“¿Y supongo que no hay otra opción?”

Suspiró profundo y me dijo: “Ni tendría que ser una opción, solo quiero ver que me respondes... ya que tanta paja me dedicaste... esto lo habrás esperado siempre. Me puedo poner de espaldas y ahí te lo dejo, de frente para que te bajes el calzón y te toques... con mi culo (les recuerdo que ella seguía en bikini) pero si lo haces... olvídate de que existo, no te dirijo 1 palabra más en la vida. Adiós para siempre”.

En ese momento que me ofreció semejante propuesta pude sentir un escalofrío recorriendo mi cuerpo, no podía creer lo que escuchaba.

A lo que ella me dice: “No me digas que te lo estás pensando, ¿es en serio?”

“Me estás diciendo que ya nada va a ser igual y ni sabes si seguiremos siendo amigos, ¿tiene sentido elegir la primera opción?”

“Que hijo de puta, pervertido hijo de...!”

“Vos ofreciste, ¿realmente pensas hacerlo o que? Soy muy pajero y me estas dando la oportunidad de cumplir mi deseo más prohibido. Y ya no tengo más nada que perder...”

Después de un silencio incómodo de al menos 10 segundo me dice: “Bueno ya decidiste, vas a romper toda relación por una paja, ¿entendes eso?”

Ya tenía la decisión tomada: “Ya está, date la vuelta..”

Procede a darse vuelta, pero antes puedo notar como en su rostro sólo había tristeza y ganas de llorar, pero ya no había vuelta atrás.

Ahora sí, se dio la vuelta y ahí lo tenía, su culo a completa disposición. Ya podía mirarlo sin disimular, sólo quería darle un buen mordisco. Ella se agachó levemente al apoyar sus brazos en una silla y quedó en una posición inmejorable. Su culo redondo, blanquito y entangado me ponían los pelos de punta. Primero acerqué mi cara entre sus nalgas, lo miraba hipnotizado y aspiré con todas mis fueras, era mi droga más preciada sin dudas. No daba más, me bajé el calzón y mi chota salió como resorte, no podía creer que en menos de 1 minuto ya se me había puesto dura, sólo por mirar. Poco a poco acerqué mi chota hasta tenerla a menos 10 cm de su culo. Y le pregunto “¿Puedo... puedo acabar... ahí?”

“Hacé lo que quieras” Su tono de voz delataba que estaba casi llorando, pero yo estaba demasiado excitado como para preocuparme y seguí con lo mío.

Me temblaban las manos, las caderas, ¡el cuerpo entero! Me agarro la pija y era un fierro caliente, acerqué mi chota a su orto un poco más y ya podía sentir todo el semen que iba a salir. No sé cómo ese culo era capaz de excitarme tanto.

Empiezo a sacudirme con todas mis fuerzas, no fueron ni 20 segundos y ya estaba a punto de acabar, pero antes decido agarrar su nalga derecha y eso me puso a mil. No dudé en apretarle más fuerte y ella no dijo nada. Al darme cuenta que podía ir más lejos perdí la poca vergüenza que me quedaba y acerqué mi pelvis hasta apoyarla. Pude sentir mis bolas haciendo contacto y mi pene quedó entre sus nalgas, imitando el recorrido de su tanga.

Es ahí donde empiezo a acabar, mi primer disparo fue tan fuerte que pasó por toda su espalda y le cayó en el pelo. Rápidamente, me agarro la pija con las 2 manos para apuntar directamente al centro de su culo y sigo acabando, eran chorros a presión. Mi semen chocaba tan fuertemente contra sus nalgas que salpicaba para todos lados, me asegure de manchar bien sus 2 nalgas. Después de más de 10 disparos, ya sin importarme nada le apoyo la punta de la chota en el culo, y luego toda la verga entera. Eso me volvió a excitar tanto que volví a eyacular con fuerza, como sacando hasta la reserva de semen que tenía. La leche quedó totalmente esparcida y pegada en su orto, al igual que mi pene, no quería despegarlo de ahí. Una vez que lo muevo le paso la punta por todo el centro que donde recorre la tanga, y se la mancho con lo último que me quedaba. El resultado era una obra de arte, literalmente tenía todo el ojete bañado en leche, mi espera era tan blanco y espeso que se lo cubrí todo como si fuese una pared recién pintada. Me quede apreciando como le colgaba el semen de las nalgas, era tanta cantidad que otra parte recorría sus piernas hacia al piso. Al menos 15 veces le disparé, me sentía vacío por dentro. Nunca acabe con tanta furia, fue una locura total.

A todo esto, del otro lado había una chica, o mi ex-amiga. Claramente sentía como lloraba, trataba de contenerse, pero se le hizo imposible. Al menos fue tan buena de dejarme limpiarle con servilletas todo el enchastre y antes de limpiar todo le di un par de palmadas con mi pene, que aún seguía duro a pesar de semejante explosión.

Con las pocas fuerzas que le quedaba me dice: “Cambiate y te podés ir..”

Y así fue, como veía quizás por última vez al culo que me hizo vivir tantos momentos felices y ese día, posiblemente el mejor de mi vida.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed