Hace unos días leí algo, con lo que estoy bastante de acuerdo, me hizo reflexionar mucho y por eso he decidido compartirlo.
Hubo una vez, un día en el que el Odio, el rey por excelencia de los malos sentimientos, reunió a todos sus compañeros más perversos y les dijo:
-"¡Os he reunido aquí porque quiero matar a alguien!" " ¡Al Amor!" " ¡Y necesito vuestra ayuda!"
El Mal Humor se ofreció voluntario inmediatamente y dijo:
-" ¡Yo iré. Destruiré al Amor creando discordia y rabia; en unos meses lo conseguiré!"
Pasaron unos meses y el Mal Humor regresó muy enfadado, pues no había conseguido matar al Amor. Viendo este resultado, la Ambición dió un paso al frente y dijo:
-" ¡Con el deseo de riqueza y poder, destruiré al Amor!"
El Amor fue herido gravemente con el ansia de poder, pero lucho contra ello y se recuperó.
El Odio empezó a desesperarse ante estos resultados tan desastrosos, y los Celos hablaron, prometiendo al Odio matar al Amor, con dudas, mentiras y sospechas. Esto afecto mucho al amor, y casi desfallece, pero al final con mucho esfuerzo lo venció. Entonces los Celos pidieron ayuda a la Indiferencia, al Silencio, a la Frialdad , al Egoismo, a la Mentira, al Miedo.... para que todos juntos pudiesen vencer al Amor, pero el amor malherido siempre lograba salir adelante.
Entonces, el Odio dijo:
-"¡Me rindo, es imposible destruir al Amor!"
Desde un rincón oscuro, una voz dijo:
-"¡Déjeme intentarlo.Yo lo conseguiré!"
El Odio no sabía quién estaba hablando, pero le dió unos pocos meses de margen, como un intento desesperado de poder aniquilar al Amor.
Pasado ese tiempo, la voz desconocida regresó y dijo:
-"¡Señor Odio, aquí le entrego al amor, muerto y destrozado!"
Todos se alegraron mucho y lo celebraron por todo lo alto. El Odio dijo a la extraña voz ¿Quién eres, para que en tan poco tiempo, el amor haya dejado de luchar y no haya hecho el menor esfuerzo por restablecerse y seguir adelante?
La voz que ya se marchaba, se dió la vuelta y dijo:
-"¡Soy la Rutina!"
La rutina es la peor enemiga del amor. Tú y yo, nos levantamos cada mañana con prisas, con mil cosas que hacer, el desayuno, el trabajo, los hijos, los problemas que tienes en tu cabeza y que debes resolver..... son tantas cosas las que se agolpan en tu cabeza cuando suena el despertador, que es muy frecuente que te olvides de la persona que duerme a tu lado, incluso te olvides de dar los buenos días.
La vida es así, decimos, "es lo que hay" y en esa resignación, en esa búsqueda incesable de tener un momento de paz en el día, lo único que conseguimos es estrés, malas contestaciones y faltas de respeto, que a la larga van a ir minando el amor.
Casi sin darte cuenta, entras en una espiral de reproches y discusiones que debes parar.
Hay que enfrentarse a la rutina y saberla reconocer, para que no gane la batalla al amor.
¡Que el día a día tenga algún beso , algún abrazo, algún pequeño detalle .....es el primer paso para luchar contra el monstruo de la rutina y que ésta no mate al amor!.
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