Pilar era una fémina de cabello castaño; bonita pero sin el encanto de la esposa del difuunto Andreu. Al parecer ella había ido aquella tarde a ayudar a su hermana Mercedes a preparar la cena y posteriormente se había ido con sus amigos al cine.
- Hablemos de su cuñado Andreu Grau - le instaron los detectives a la hermana de Mercedes en Comisaría.
- Oh mi cuñado era un hombre muy inteligente. Sabía mucho de política- respondió Pilar.
-Díganos. ¿Él era una persona cordial; o por el contrario era huraño?
- Conmigo era muy atento.
- O sea. Que ustedes dos se llevaban bien - concretó el comisario Oliveras.
-Pues sí.
- Sin embargo hay una cosaque no me cuadra. Si usted ayudó a su hermana a preprar la cena de aquel fatídico día ¿por qué no se quedó a cenar en una fecha tan señalada con la familia? - quiso sber el comisario-. Bien hubiese podido aplazar la salida para otra ocasión.¿No le parece?
- Porque ya me había compromtido con mi grupo.
- ¡Que casualidad! - expresó el comisario con esceptismo-. ¿Se llevaba bien su hermana con su marido?
- Tenían sus altibajos como todas las parejas- tras una pusa Pilar añadió- En realidad mi cuñado Andeu no era un tipo nada fácil de llevar. Pero tampoco mi hermana jamás lo supo comprender.
- ¿Ah no? Explíquese por favor- presionó el comisario.
- Bueno Andreu era un hombre muy introvetido y no daba muchas facilidades para congeniar con él.
- Ya.Pero usted sí que se sentía capacitada para comprenderle ¿no? Tal vez más que su hermana.
Pilar se puso a la defensiva y se irguió en su asiento.
-¿Qué insinuan ustedes? - inquirió ella.
- ¿Cómo ve usted a su hemana? ¿Se llevaban bien ustedes dos?- prosiguió el interrogatorio sin hacer caso de la alarmada actitud de la mujer.
-Sí. Aunque la verdad es que Mercedes y yo somos muy diferntes. Ella es más práctica que yo; en cambio yo soy más idealista que ella.
- Claro. Usted era tan idealista como el señor Andreu. ¿Estaba usted enamorada de su cuñado? Sea sincera.
- ¡Por Dios! Él era el padre de mis sobrinos..Nunca se me ocurrió insinuarle nada.
Las lágrimas estaban a punto de aflorar en los ojos de la mujer.
- Entre Andeu y yo sólo había una buena amistad. Y él siempre me confiaba sus cosas, tanto del partido político al que pertenecía como de naturaleza personal, ya que no se atrevía a confiar en mi hermana según que asuntos por temor a no ser comprendido- djio ella con más seguridad en sí misma.
- Pero usted le amaba.
- Sí. Lo amaba en secreto. Pero como ya le digo, nunca se lo di a entender.
- Aquel día, mientras preparaba la cena, ¿se quedó usted sola en algún momento en la cocina?
- Es posible no recuerdo.
- ¿Sabe que pienso? Que usted amaba en secreto a su cuñado Andreu. Pero su hermana era un obstáculo que se interponía entre los dos y decidió eliminarla para ser la pareja de Andreu. Mientras usted preparaba la cena en un rato en que su hermana salió de la cocina pudo echar el veneno en la sopa. Luego a pesar de ser un día tan señalado prefirió huir del escenario del crimen para no tener que enfrentarse con lo que iba a ocurrir Pero se le fue la mano con la sustancia que echó en la sopa de pescado y provocó un gran desastre.
-¡¿Pero qué dice usted?! Esto es un disparate. No tienen ninguna prueba para inculparme de ese modo. Yo no se nada de venenos, ni de otra clase de sustancia - protestó airada Pilar.
- Es verdad. No tenemos ninguna prueba contra usted y lo que he dicho es sólo una teoría sin fundaamento. Pero es que queremos descubrir al culpable. Perdóneme. De momento puede irse y ya nos pondremos en contacto cuando la necesitemos - convino el comisrio.
En días sucesivos los detectives siguieron interrogando a Pilar pero sin ningún resultado efectivo. Cada vez era más evidente que ella ignoraba por completo cualquier tipo de sustancia venenosa y por tanto la mujer no tenía nada que ver con el crimen. Por esta razón los detectives sentían que estaban en un callejón sin salida. Por otra parte el comisario Oliveras pensó en la posibilidad de un suicidio a causa de otro motivo diferente del pasional así que él y sus hombres visitaron la sede del partido político al que había pertenecido Andreu mas tampoco sacaron nada en claro.No había habido ningún hecho que le indujera al suicidio. Otro tanto sucedía con su trabajo que funcionaba con normalidad y el finado carecía de problemas económicos.
Seguidamente el comisario Oliveras consiguió el permiso del juez para hacer un registro en la casa del suceso en busca de nuevas pistas que dieran algo de luz a aquel insondable misterio. Una de las cosas que hicieron fue que llevaron un gato callejero para que probara restos del alimento de aquel día. Si al animal no le pasaba nada era que el veneno sólo había sido destinado a la ración de Andreu y a su familia, puesto que a los abuelos nada les había ocurrido, y por tanto se afirmaría la intencionalidad del crimen. ¿Pero de quién?
El exprimento dio el resultado esperado, porque el gato al ingeerir un poco de comida siguió su vida tranquila sin ninguna alteración fisiológica.
A decir verdad el oscurantismo del misterio creaba la sensación a los detectives que el avispado asesino se estaba riendo de ellos. Tanro era así que aquel caso llegó a trascender a los medios de comunicación; y en el entretanto como es de imaginar quienes más sufrían por aquella incertidumbre eran Ramon y su mujer Carmen.
CONTINUARÁ
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