...Y en eso entró Marga (2)

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Haces esto muchas veces, Pablo?
— Ocasionalmente, sí. Cuando me apetece.
— ¿Y tienes una eyaculación mirando las películas? ¿Te masturbas hasta correrte?
— Ajá.
— Y después ¿tienes ganas de follar conmigo? —siguió interrogando interesada. Decidí  ser absolutamente sincero — ¿Piensas en hacer todo esto entre nosotros?
— Sí, Marga, pero a ti esto no te motiva, no te interesa...
Ahora, en el monitor, la rubia ponía las dos dos pollas tiesas de nuevo con su manoseó. Uno de los chicos, el latino, sobaba el trasero de ella. Le hizo chupar un dedo y lo llevó al ojo del culo de la rubia, que acarició circularmente antes de presionar el agujero estriado e introducirlo en el hueco. Volvió a llevar la mano a la boca y la rubia, que seguía meneando la tranca negra, engulló dos dedos. El hombre acarició con un dedo el ojito y metió el dedo; lo sacó y lo metió hasta que se agrandó hasta que con uno dentro, comenzó a follar el ojete con el otro. Finalnente, introdujo los dos y comenzó a joder el culo de la rubia que con un ronroneo se dejó penetrar. El negro se deslizó por debajo de las tetas grandes de la rubia y mientras la besaba metió el cipote en el chocho de la mujer. Los dos estaban follando a la mujer que gemía muy sonoramente. Marga miraba atentamente. Me miró y con una semisonrisa me dijo:
— ¿Todo eso ... te gusta? ¿Sueñas con hacerlo así? ¿Te hace tener una erección y masturbarte hasta que te corres?
— Bueno, no sé —comencé. Después hice un gesto afirmativo con la cabeza y admití—. Sí, me excita mucho, muchísimo. Y me tocó hasta correrme viéndolo, sí.
— ¿Te da más gusto que follar de verdad, que cuando lo haces conmigo?
— Bueno...es diferente. Es otra cosa. Siento mucho placer hasta que me vengo.
— Entiendo —dijo—. Yo no he visto pornografía; no la necesito... Bueno, he visto algunas veces, y una sentí un cosquilleo en el estómago; es cierto, noté humedad y algunas ganitas ..., ja,ja,ja.
Se acercó a mí y se puso a mirar. La rubia fue follada por los dos otra vez. La polla blanca la penetró por el culo y la negra por el coño. La imagen mostró el semen cayendo desde la vulva y desde el ano.
La abracé y vimos el final de la película. A continuación siguió otra. Esta vez eran tres lesbianas. La llevé a la cabecera de la cama y le puse el cojín detrás de la espalda; yo me acomodé a su lado. Me empecé a sentir cada vez más excitado y le acaricié el cabello. Marga se acomodó y me besó apretada contra mí. Puso la mano en mi sexo y notó lo endurecido que estaba. Eso hizo que mi erección aumentará junto a mis pulsaciones. Marga se quitó la blusa y quedó en sujetador. En la escena una chica tocaba, acariciaba las tetas pequeñas de una de sus compañeras de cama; la tercera se tocaba la raja mostrándola a ambas.
Le bajé el pantalón y la braguita a Marga, que levantó el culito para facilitarme la tarea. Ella se quitó el sostencito rosa. Sus tetitas areoladas quedaron al aire. Miré el manto de pelo rizado de su chochito. Tenía los muslos apretados.
Los chupetones de coño en trío emitían jadeos profundos en el televisor. Un consolador estaba acariciando ahora el coñito de una de las chicas; otra se frotaba el coño depilado sobre los senos de la tercera.
Acaricié los pezones de Marga, que se estremeció un poco. Bajé la mano al felpudo que cubría su raja y me arrodillé para manosear su sexo. Me sorprendió que ella comenzase a toquetearse las tetas y pellizcarse los pezones. Eso hizo que mi polla se pusiera tiesa.
Fui abriendo la hendidura de Marga, que abrió del todo los muslos. Estaba toda húmeda, la rajita tenía mucho flujo. Me aboqué al coñito abierto y comencé a besarlo a lo largo; abrí la ostrita y metí la lengua, acariciando los largos labios de la vulva y acariciando su interior. Noté su sabor y la capa de fluido. Mi tranca cimbreaba apretada y me bajé el bóxer para aliviar el dolor de la picha atrapada en él. Chupé y sorbí, lamí y besé el chocho de Marga. Ella competía con las tres chicas de la pantalla y sus jadeos y gemidos se mezclaban con los de ellos tres. Me sentí en la gloria paradisíaca de la sensualidad. Mamaba el flujo de Marga y notaba su calor y su aroma femenino. Me concentré en el clítoris y arranqué gemidos y grititos de placer de Marga hasta que violentamente se corrió entre mis labios. Se estiró y lanzó unos ruditos de gusto. Después me agarró la polla y la acarició. Yo sentía que la punta del glande estaba mojada. Ella se agachó y la probó, probó el flujo y fue besando todo el glande. Nunca lo había hecho. Se lo metió entre los labios y succionó. Se lo fue tragado y me hizo una mamada increíble, virginal para su boca. Con un grito de placer absoluto me fui dentro de su boca. Mi leche ardiente no paraba de salir a chorros. Y, para mí sorpresa final, Marga la sorbió toda y se la tragó. Me miró y paladeó los labios..
Nos quedamos exhaustos y nos abrazamos.
— ¡Qué rico, Pablo! ¡Esto va a ser genial!


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