Con las manos temblando de la cólera que recorre por mis venas, me dispongo a tratar de describir lo que me ocurre, aquello que tanto me confunde y se hace identificar como un "detonante". La sensación que hay en mi cuerpo es como si hubiera tomado demás, a tal punto de "darme en la pera", o haber hecho una maratón; porque el desgaste físico que tengo es desconcertante. ¡Ya sé!, se siente como si hubiera rendido un parcial muy difícil. Me siento cansada física y mentalmente, al intentar de encontrar la solución a un problema matemático.
Mis emociones están reborbotando por las paredes de mi cuarto y amenazan con tirarlas abajo. ¿Acaso sabrán que lucho todos los días por ocultar estas sensaciones y no alarmar a nadie?, evitar que me vean así, en mi peor momento.
Estos días estuve intentando sentirme mejor, retomar actividades que tanto me gustaban. Pero no puedo porque mi desorden emocional está tan alterado que un llanto desgarrador puede escaparse de mis labios en cualquier momento del día. ¿Alguna vez intentaron hacer abdominales mientras sueltan ese grito silencioso? Tan doloroso que no tiene sonido y que solo lo pueden escuchar tus seres queridos muertos, porque es una agonía que los mortales no pueden oír. No recuerdo cuándo fue que morí emocionalmente, pero morí, y por eso puedo soltar esos gritos desopilantes. Cuestión, hacer abdominales en ese estado no es lo más lindo del mundo, fue como un: "Soy tan inútil que no puedo realizar ninguna actividad, siquiera un par de putas abdominales, y la re concha de la lora, la puta que lo re mil parió, tan inútil soy, que no puedo hacer nada sin sentir que cualquier esfuerzo no vale la pena. Porque nada va a cambiar, todo va a permanecer igual. Y los años van a pasar, y pasar, y seguir pasando, transcurriendo como agua en un colador. Y los 25 se acercan, con este tiempo apurado, esta inutilidad tan tenaz, con este grito moribundo, y con estas abdominales que ¡para qué las hago!. ¡La puta que lo parió, para qué las hago!.
Ojalá pudiera nacer de nuevo en un cuerpo nuevo, con una situación económica favorable, con inteligencia y capacidades, ¡por lo menos!, básicas para sobrevivir en la sociedad. Pero no, nací siendo todo lo contrario. ¡Para qué intentarlo!.
Para qué intentar estudiar veterinaria o retomar con el profesorado, para qué intentar hacer ejercicio, para qué interactuar con los demás, para qué asistir a las reuniones, para qué, para qué, para qué, ¡Para qué vivir!".
Una de las cosas que más me molesta de mí misma es mi ser yo, tan estúpida, tan inútil, tan infeliz, tan... depresiva.
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