Incidente excitante con mi esposa y un amigo que ambos no recuerdan. Capítulo 2

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Intenté tranquilizarla. En un intento por reconfortarla, la besé suavemente. Ella correspondió al beso, pero noté en su aliento un aroma muy fuerte  a alcohol.

Aproveché y seguí besándola más intensamente y acariciando su nalgas por dentro del vestido: las apretaba fuertemente simulando lo sucedido anteriormente, mientras agarraba las nalgas le comenté que si le gustó lo que pasó con Ricardo. Ella super excitada se arrodilló, me bajó el pantalón y puso mi pene en su boca, me empezó a hacer sexo oral.

Lucía y yo nos tomamos un poco más de tiempo antes de salir, pues Lucía tenía dificultad para caminar rápidamente.  Al regresar a la sala, notamos que todos de los invitados ya se habían retirado, dejando a Ricardo recostado en el sofá, visiblemente mareado y dormido.

Decidí despertarlo, pero Ricardo estaba en un estado de somnolencia, murmurando el nombre de su esposa. Mientras yo buscaba un vaso de agua para ayudarlo a recuperarse, Lucía se acercó a él con curiosidad y preocupación. Inclinándose sobre él, haciendo que yo tenga vista de sus hermosas nalgas, intentó sacudirlo para despertarlo, pero en su estado confundido, Ricardo empezó a hablar como si Lucía fuera Ana, su esposa.

"Ana, aprovechemos que los niños están con su abuela, quiero hacerte el amor, nadie escuchará, siempre me has dicho que el tamaño de mi pene es lo que más te ha gustado y quiero que me la chupes en este momento. dijo Ricardo con los ojos entreabiertos, sin darse cuenta de que estaba hablando con Lucía, no con Ana. Lucía, ebria  y al mismo tiempo confundida , me miró con una sonrisa cómplice mientras intentaba explicarle a Ricardo que se estaba confundiendo. Pero la manera de hablar de Lucía por el estado en el que estaba tampoco ayudaba.

Decidí acercarme también, mientras observaba la escena. Lucía continuó tratando de despertar a Ricardo, quien lentamente intentaba abrir los ojos, pero parecía incapaz de mantenerlos abiertos por mucho tiempo. Mientras tanto, yo observaba detrás de ellos, disfrutando de la situación entre sorprendido y excitado por la escena.

Me acerqué y toqué las nalgas de mi esposa diciendo: mi amor, es imposible que se Ricardo despierte.

Durante toda esta situación, Lucía y yo nos encontramos en una situación curiosa: nuestro hijo dormía en nuestro cuarto y Ricardo estaba profundamente dormido en el sofá de la sala. Lucía, con una mezcla de inocencia y preocupación, me preguntó cómo íbamos a hacer para estar solos y poder hacer el amor, “sabes que mis gemidos pueden despertarlo”

Siempre ella dándome la espalda e inclinada, disfrutando del momento y de la peculiaridad de la situación. "Tranquila", le dije, tocando su vagina, "podemos quedarnos aquí junto a Ricardo. Él está profundamente dormido, no creo que despierte fácilmente".

Lucía tenía la vagina huy húmeda y con complicidad preguntó diciendo: "Pero ¿y si se despierta?" Me tomé un momento para pensar y luego respondí en tono sarcástico: "Bueno, si se despierta, hagamos que siga pensando que eres su esposa".

Baje mi cara a las nalgas de mi esposa y empecé a darle besos, le quité el vestido y sin quitarle la tanga y haciéndola a un costado metí mi lengua en su vagina, ella gemía de placer y se retorcía, cada vez eran más fuertes los gritos; sin embargo, ella cuando intentaba pararse yo intensificaba más el movimiento para que no lo lograra. Con mis manos empuje su cuerpo y la puse de rodillas a lo que ella quedó con las rodillas en el piso y los codos en el sofá, muy de cerca de Ricardo, seguí besándola y en un movimiento en falso ella puso una mano sobre el muslo de Ricardo para apoyarse y parase, algo que no permití, lo que hizo que genere gran excitación entre nosotros.

Me levanté para quitarme el pantalón lo que permitió que ella recapacitara y se ponga de pie, se dio la vuelta dando la espalda a Ricardo y mirándome completamente desorientada por lo ebria y excitada que estaba me dijo vamos al baño porque quiero gritar de placer. Cuando terminó de decir eso la besé y le sobé las tetas. Cuando de pronto despierta Ricardo y empieza nuevamente a balbucear el nombre de Ana agarrando las nalgas de Lucía. Esto por un momento nos inmutó, pero al ver que no paraba de tocarle las nalgas me recosté en la alfombra para que ella se monte sobre mi verga, lo que no aceptó puesto que ella quería colocarse en perrito y mamarme la verga, dando espalda a Ricardo.  Cuando eso paso Ricardo abrió los ojos y se acomodó en el asiento a ver las nalgas de mi esposa, Lucía pudo ver en el espejo que Ricardo se estaba recuperando cuando de pronto quiso parar, es ahí cuando Ricardo sacó su pene y ella quedó sorprendida por lo que mientras me chupaba la verga no dejaba de ver como él se masturbaba diciendo Ana, esposa mía no recuerdo tus nalgas así de grandes y perfectas.

Ella me pidió que la penetre en perrito por lo que la giré y puse sus nalgas a mi disposición, quedando la cara de Lucía cerca de la verga de Ricardo, quien en ese momento no pudo reconocer a mi esposa porque había recostado su cabeza sin dejar de masturbarse lentamente, puesto que el sueño asomaba otra vez.

Penetré a mi esposa y poco a poco con tanto movimiento puso su cara entre las piernas de Ricardo. Luego de un movimiento brusco y para que la cara de Lucía no haga contacto con el pene de Ricardo, ella puso una mano nuevamente en el muslo de Ricardo quien casi nuevamente dormido y con la verga dura en la mano miraba plácidamente al techo.

Ella gemía de placer, con una mano tapando su propia boca y la otra sobre el muslo de Ricardo. En cada movimiento la mano de Lucía que estaba inicialmente a medio muslo de Ricardo empezaba a subir quedando finalmente a pocos centímetros de la verga rasurada de mi amigo.

Cuando finalmente Ricardo se volvió a quedar dormido soltó su pene y este cayó sobre la mano de lucía lo que hizo que yo intensificara el movimiento para que ella pueda cogerlo.

Lucía luego de uno segundo de rosar el pene decidió agarrarlo y con cada movimiento hacía una paja a Ricardo. Ricardo nuevamente dormido solo balbuceaba: Chúpamelo Ana, quiero que me lo chupes.

Lucía siguió masturbando y acercando la cara hasta que acercó los labios a la verga rasurada de mi amigo y empezó a mamarlo desenfrenadamente, lo que hizo que ambos termináramos en un orgasmo desenfrenado. Este grito de Ana no despertó a Ricardo, nos quedamos unos minutos en esa misma posición para disfrutar del buen orgasmo que experimentamos. "Al levantarme, noté que mi esposa se había quedado dormida apoyando su cabeza en el muslo de Ricardo. La recogí en brazos y la llevé a nuestra habitación para que descansara. Regresé a la sala para acomodar a Ricardo y limpiar un poco. Al sentarme en el sillón, me quedé profundamente dormido junto a mi amigo. Al día siguiente, mi esposa me despertó, sin tener idea de lo que había pasado la noche anterior.


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