La piscina: Construyendo un relato de terror

Por
Enviado el , clasificado en Terror / miedo
262 visitas

Marcar como relato favorito

       "Juan se asomó a la ventana del apartamento. El agua de la piscina reflejaba la luz del sol invitando a..."

     Antonio, aspirante a escritor, dejó de escribir. Era incapaz de encontrar una manera de plasmar en palabras las imágenes que rondaban por su cabeza.

        Tenía el relato casi acabado en su mente.

        Aquella tarde, mientras corría por el madrileño Parque del Buen Retiro bajo un sol de justicia, pensó en una piscina. Empezaría con una cita literaria, por ejemplo una escena con fantasmas errantes que deambulan por el mundo de los vivos tratando de ayudar a los más desfavorecidos, pero, por desgracia, habiendo perdido la capacidad de hacerlo. Sí, aquel comienzo "dickesiano" conseguiría crear el ambiente de misterio sobrenatural que necesitaba.

 

        Luego el argumento principal estaba ahí. Corriendo bajo el sol imaginaba el agua fresquita de una piscina como un oasis, una meta, una recompensa más valiosa que la riqueza misma.

       Imaginó a un tipo, con escasos recursos. Un hombre sumamente prudente, ahorrador. Un hombre que había tenido familia y novia, pero al que la vida no le había dado un don especial. Su hermano, pendenciero y vago de joven, había conseguido un trabajo envidiable y ganaba bien. Su hermana había nacido guapa, y sin esfuerzo las puertas del mundo se habían abierto de par en par para ella. Sus padres le habían educado bien, pero sus hermanos eran, cualquiera podía ver eso, sus preferidos.

"Un componente de envidia." Pensó mientras pasaba enfrente de la estatua dedicada al "ángel caído"

"La parábola de los talentos como hilo conductor"

Y luego algo más alejado de Biblia y Evangelios, algo más mitológico.

     Un hombre de negro... no, mejor una mujer, de negro, con estilo. Rostro pálido y labios rojos.

Parca en palabras.

          Ya tenía casi todo. El hombre había ido por la vida envidiando los dones ajenos e ignorando lo poco o mucho que había recibido. Se había enemistado con su familia, no les hablaba. Y ahora, con poco dinero, a las puertas de la indigencia, demasiado orgulloso para pedir ayuda a los suyos, había puesto todo su empeño en alquilar un piso con piscina y darse el baño que se merecía.

        Solo existía un problema, su indecisión. Estaba cómodo mirando desde su ventana sin ser visto, espiando a las vecinas en bikini, criticando al socorrista. No se decidía a bajar y disfrutar de esa piscina de aguas cristalinas.

         Al final, cuando se decidió a salir del piso, era muy tarde en todos los sentidos de la palabra.

Primero, en el rellano de la escalera, se encontró con la mujer de negro y un escalofrío recorrió su columna vertebral de arriba a abajo.

- La piscina esta cerrada. - le informó la mujer.

        Él la ignoró y bajó las escaleras lleno de rabia. Siempre había cumplido las normas al pie de la letra y ahora, ahora que acababa el mes de alquiler y no tenía más dinero para estar ahí, ahora que iba a probar el agua de la piscina, ahora se la cerraban. 

Por primera y última vez en su vida ignoró las normas.

Se coló en la piscina.

El sol vestido de naranja estaba a punto de ocultarse tras el horizonte.

El agua estaba buena y no había socorrista. Estaba solo y la piscina era solo para él.

No vio la sombra.

Notó que algo le tocaba un pie.

Dejó de nadar y al darse la vuelta vio a la mujer de negro.

-¿Quién eres? -

- La muerte. - 

Ya no oyó nada más.

 

       Antonio se llevó la mano a la frente. Estaba todo ahí, toda la historia, solo que, solo que no encontraba la manera de describir la piscina, de hacerla apetecible.

..........

P.D.: Encontré estas notas junto a otras en una habitación. Olvidadas. Creo que merece la pena darlas a conocer. Aunque no sea un relato propiamente escrito, al menos es un relato sobre el proceso de escribir un relato. Después de todo, la moraleja nos dice que es importante tratar de usar nuestros talentos o habilidades o dones o como quieran llamarles. Es importante usarlos aunque no siempre ganemos, aunque nos equivoquemos alguna vez.

Errare humanum est

 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed