Celebrando 25 años como swingers Cap. 2

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Mi esposa y yo estábamos muy emocionados preparando la celebración de nuestro 25 aniversario como swingers. Empezamos muy jóvenes al iniciar nuestra relación, y ahora el estilo de vida era parte integral de nosotros, como personas y como pareja. Ser swingers hizo que tengamos una relación sólida, integrada, llena de amor y de complicidad al hacer todo juntos. Y por eso queríamos celebrar con una orgía con 25 participantes.

Al inicio, cuando teníamos una orgía tomábamos en cuenta la "mezcla" de sexos y dependiendo de los participantes y sus gustos, organizábamos con más o menos hombres o mujeres. De esa forma siempre había un balance para formar las parejas o tríos o grupos; pero cuando la bisexualidad se convirtió en un elemento integral y practicado por todos los que nos reuníamos, fue dejando de ser importante esa mezcla entre hombres y mujeres. Llegó el momento en que ya no importó si había más de un sexo que del otro. Total todos gozábamos del sexo sin importar con quién o cómo. Cuento esto porque así se formó el grupo para nuestra celebración. 13 mujeres y 12 hombres (incluyéndonos a mi esposa y a mí). Y al momento de tener 22 confirmados (10 mujeres y 12 hombres) decidimos analizar la opción de incluir a Alberto, a Luis y a Lucía para completar los 25.

Victoria se haría cargo de sondear y evaluar a Lucía (vecina, y según sabíamos sin experiencia swinger) y yo a Alberto (conocido de negocios) y a Luis (compañero joven del gimnasio).

La reunión con Alberto la tuve en la mañana en un conocido café de la ciudad, pero que tenía privacidad para hablar de negocios. Y eso me ayudó a establecer mejor comunicación con él. Con Luis platicaría más tarde, en el gimnasio.

Con Alberto, después de saludarnos y tener una plática insustancial, yo entré de lleno en el tema y le pregunté a boca de jarro si él había tenido alguna experiencia swinger. Noté que la cara le cambió y poco faltó para que se atragantara con el café que estaba a punto de ingerir; y noté que la pregunta le causó gran impresión. Pero después de unos segundos me respondió con una pregunta: Qué por qué se lo preguntaba. Así que no tenía ningún sentido andar con rodeos o tratar de trivializar el tema, y que le dije que era porque a mi esposa y a mí nos encantaba ese estilo de vida y que teníamos mucha experiencia. Me miró profundamente, y en pocas palabras y sin detalles le conté de nuestro 25 aniversario y que queríamos celebrarlo a lo grande.

Pasaron un par de segundos y Alberto me vio directamente y me dijo que sí, que él había tenido algunas experiencias hacía unos 10 años; pero no me dijo cuáles. Y hablando más lento me dijo que esas experiencias habían sido junto a su esposa. Eso no me lo esperaba, pero inmediatamente presentí que podríamos tener 2 participantes en lugar de 1. Y fue mi turno de contarle un breve resumen de nuestros gustos sexuales. Tríos (y dije que con hombres y mujeres), intercambios de pareja... y orgías. Y que le contaba eso porque creía que podía confiar en él... y que deseábamos que participara en nuestra reunión. E inmediatamente agregué que si su esposa también quisiera, eran bienvenidos los 2.

Alberto rápidamente me contó que ellos habían tenido 4 tríos (2 con un amigo y 2 con otra mujer, amiga de su esposa) y que les había encantado la experiencia, y que por eso decidieron probar con intercambios de pareja; primero en cuartos separados y luego todos juntos en el mismo cuarto y en la misma cama (tuvieron sexo con 4 parejas). No todo les fue bien, ya que a ellos les gustó mucho pero las parejas fueron muy conflictivas y al final nunca los vieron otra vez ni tuvieron oportunidad de seguir haciéndolo. Pero que se habían quedado con las ganas y que muchas veces recordaban o fantaseaban con repetir con otras personas.

Yo le conté a Alberto de nuestras mejores experiencias y que sí, que también habíamos tenido malas. Le pregunté que qué pensaba de las orgías y me dijo que aunque nunca las habían podido practicar, sí era algo que les llamaba mucho la atención, y que si se diera la ocasión podrían participar y sentirse a gusto. Hablamos de nuestros fetiches y compartíamos la mayoría. Y cuando yo le dije que me encantaba que otros hombres vieran desnuda a mi esposa y que se la cogieran de todas las formas y por todas partes y la hicieran gozar, él me dijo que también le gustaba eso. Así que en ese momento yo saqué mi celular y se lo di para que con libertad viera todas las fotos que tengo de mi mujer desnuda, cogiendo conmigo y con otros. Y mientras miraba con ojos enormes a mi mujer desnuda y cogiendo, me entregó su celular y yo pude ver algunas fotos que él tenía de su esposa desnuda. Una mujer menuda, regordeta, de tetas gordas y pezones enormes y oscuros; de pusa muy peluda y piernas gruesas... y a mí me pareció deliciosa. Él también aparecía desnudo y tenía una buena verga, morena, circuncidado y huevos colgantes y su cuerpo era muy peludo (así que seguro mi esposa se lo gozaría mucho).

Y en las fotos que él miraba no sólo estábamos Victoria y yo desnudos y cogiendo; también se veían a otros hombres y mujeres cogiendo con nosotros... y muchas de esas fotos mostraban claramente que éramos bisexuales. Él me preguntó que si nosotros éramos bi, y yo mirándolo directamente a los ojos le dije que sí. Él no se inmutó con mi respuesta, y me contó que su esposa (Andrea) sí había interactuado con las otras mujeres de los tríos e intercambios, pero que él no lo había hecho con los hombres, pero que la idea no se desagradaba. Al contrario, le daba mucha curiosidad y que si las circunstancias era las adecuadas, él estaría dispuesto a probar. Así que le dije que debía saber que todos los que estuvieran en nuestra orgía eran bi y que seguro querrían tener acceso a su cuerpo. 

Alberto se quedó callado unos segundos, como pensando. Y cuando habló me dijo que todo le parecía muy bien ¿Qué cuál podría ser el siguiente paso?

Así que quedamos que él hablaría con su esposa y que si a ella le parecía todo y estaba dispuesta, sería excelente que nos reuniéramos en mi casa, para conocernos todos, definir detalles... y que si esa noche pasaba algo, sería un beneficio adicional y un excelente empiezo. Intercambiamos todas las fotos que pudimos para compartirlas con Victoria y Andrea y acordamos hablar al día siguiente.

Esa noche con Victoria cogimos como conejos (después nos enteramos que Alberto y Andrea hicieron igual). Además, ya sólo tendríamos que reclutar a una persona más. Y eso se solucionó cuando Victoria me contó la plática con nuestra vecina Lucía, que todavía no había decidido participar, pero yo estaba seguro que Victoria la convencería de la mejor forma que ella sabe hacerlo...

Continuará...


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