Celebrando 25 años como swingers Cap. 5

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Con Pedro, y creyendo que era un candidato más que potencial para nuestra orgía de 25 años como swingers, le pregunté si quería conocer a mi esposa (aunque sé que ella es tremendamente atractiva y una puta excelente en la cama, tanto con hombres como con mujeres, así que estaba seguro que no habría problema por parte de Pedro) y cuando me dijo que sí, le dije que aunque tenía en mi celular muchísimas fotos de ella, desnuda y cogiendo, lo mejor sería que la conociera en persona... que si tenía tiempo, fuéramos a mi casa y allí podríamos "conocernos" todos. Me dijo que sí, que le encantaría... y le aseguré que yo también estaba seguro que a Victoria le agradaría "conocerlo" lo más pronto posible.

Llame a Victoria y muy entusiasta me dijo que nos apuráramos... y que nos estaría "esperando" (yo ya sabía a qué se refería ella... total habíamos pasado juntos 26 años como esposos y 25 como swingers). Llevé a Pedro en mi carro y en menos de 15 minutos llegamos a mi casa. Abrí la puerta y dejé que Pedro entrara primero... y como yo lo sabía, allí estaba parada Victoria. Completamente desnuda y en una pose sensual y que no dejaba dudas que estaba dispuesta a entregarse a este nuevo amante que tendríamos los dos.

Después Pedro nos comentó que nunca se esperó que Victoria lo recibiera desnuda y que de un solo empezáramos a coger. Creyó que tendríamos una larga plática y que lo someteríamos a muchas preguntas, pero que en realidad había sido maravilloso que todo comenzara así, de pronto, inesperadamente (para él) y directo al grano.

A pesar de la sorpresa, Pedro no dudó ni un momento en acercarse a mi esposa, abrazarla y empezar a meterle mano por todo el cuerpo, en lo que los dos se morreaban como locos y se llenaban de saliva las bocas. Victoria le agarró por encima del pantalón el paquete y le empezó a sobar la verga. Y como esto ya lo habíamos hecho muchas veces antes con otras personas, Victoria sabía que mientras ella lo "entretenía" chupándole la boca, sobándole la verga y él acariciándola a ella, yo empezaría a desnudar a Pedro. Y así lo hice, sin siquiera preguntarle. Simplemente empecé a quitarle la camisa, bajarle los pantalones y los calzoncillos y dejarlo desnudo. Era como que los tres fuéramos amantes de hacía muchos años y sabíamos que podíamos hacer lo que fuera con los otros. Eso nos encantó de Pedro, que a pesar de su juventud y su relativa poca experiencia, fue muy activo y se entregó por completo a los dos.

Pedro estaba extasiado con las tetas grandes y de pezones enormes y duros de mi mujer... y con su pusa rubia y muy peluda... y cuando sintió que ella también tenía muy peludas las axilas, no dudó en meter su cara y lamerlas y olerlas. La posición en que mi mujer y Pedro estaban no dejaba que ella viera su cuerpo, aunque con sus manos sí sobaba su pecho, su pubis (tenía vellos negros y recortados) y su verga. Pero como yo sí podía verlos a los dos, me encantó ver el cuerpo desnudo de Pedro, y cómo el de mi mujer se apretaba y sus pieles se juntaban, sin confundirse ya que la piel de Victoria es blanca y la de Pedro morena. Incluso podía ver sus pelos púbicos entrelazarse, rubios los de ella y negros los de él. Pero como el abrazo era tan ceñido todavía no había podido ver su verga... además la mano blanca de mi mujer la rodaba toda y sólo salía un poquito de la puntita... dejando líneas brillantes del precum de Pedro. Lo que ya sentía era el olor sexual que empezaba a salir de los dos. La pusa de mi mujer se empapa y su olor es muy fuerte y profundo... y de él ya sentía su olor a sudor, de hombre pero no repulsivo, incluso algo light para ser de un hombre. Era un olor delicioso que me mataba del placer.

Me arrodillé junto a ellos y con mis manos separé las de mi esposa de la verga de él. Yo me moría de las ganas de ver su pija. Y lo que vi me encantó. Era una verga pequeña, delgada, muy recta, muy oscura, con un prepucio muy negro y largo pero que dejaba ver la punta rosado-oscuro de su glande... y las gotas de precum saliendo en gran cantidad. Me encantó el tamaño pequeño de su verga, inmediatamente me recordó la de Gustavo, con quien tuve mi primer encuentro sexual en la adolescencia... y que con los años fue con quien hicimos nuestro primer trío HMH con mi esposa. Y no fue sólo el recuerdo de aquella verga pequeña, es que yo sabía que mamar esa verga sería delicioso y muy cómodo, así como metérmela entre el culo. Y además sé que Victoria prefiere hombres con vergas medianas y pequeñas y no grandes ni muy gordas (es un mito que mientras más grandes o gordas, las mujeres gozan más... quizá algunas, pero la mayoría que conocemos prefieren pijas que no lastimen, que entren bien y se acomoden sin golpear o doler dentro de la vagina o el culo.... y mejor si no causan incomodidad al mamarlas. Quienes han mamado vergas saben que después de 3 minutos de tener la quijada y la boca muy abierta, ya no es placentero para quien mama).

Esa tarde y noche (porque Pedro se quedó a dormir con nosotros y se fue hasta la tarde del día siguiente) hicimos de todo. Fue un curso intensivo de sexo swinger y Pedro quedó convencido no sólo que verdaderamente era bi sino que este estilo de vida era el que siempre había querido. Por supuesto que Pedro se cogió a mi mujer por donde quiso y como quiso. Por la pusa, el culo y la boca. Se pajearon juntos y muchos 69 (que también hicimos él y yo). Pudo disfrutar de su primera daisy chain en las modalidades que pudimos. Y por supuesto que yo me lo cogí varias veces y él a mí. Y él nos llenó de su semen a Victoria y a mí, y yo a él. Incluso lo introdujimos a las lluvias doradas y le encantaron. Y lo orinamos y él a nosotros.

El olor, el sabor, el cuerpo de Pedro eran deliciosos y Victoria y yo gozamos cogiendo con él, como teníamos tiempo de no hacerlo con nadie. Y es que era un cuerpo-persona "nuevo". Ya teníamos varios años que no añadíamos participantes nuevos a nuestro grupo... y fue una delicia.  Y estuvimos seguros que Pedro estaría a la altura de las expectativas de todos nuestros amigos.

Pedro nos pidió conocer a nuestros amigos en ese momento y que le enseñáramos las fotos y videos que tenemos, pero le dijimos que, aunque él ya había pasado nuestras pruebas, tendría que ser aprobado por todos los demás... y el mismo procedimiento teníamos que hacer con Andrea y Alberto. Si todo iba bien, ya estábamos completos los 25. Faltaba menos de una semana para nuestra gran celebración.

Continuará...


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