TREN NOCTURNO (2)
Ella viaja sola, fundida con el paisaje, fundida con el sonido del deslizamiento de las ruedas sobre las vías, con el ritmo alternativo de las ruedas en los desniveles de las vías férreas. Apoderada de su tiempo, saborea la magia del silencio. No hay palabras para la intensa sensacion de ser ella misma en su plenitud. Su pensamiento recuerda y divaga. Conoce la fuerza del deseo que sabiamente aplica sobre sí misma. Sin fantasía no se puede vivir. Me ha dicho que en el amor hay que ser libre. Dejarse llevar, elegir si si es o no a un determinado convoy te conduce a vidas nuevas. Cada elección es una vida diferente, paralela. No hay distancias para los lazos emocionales.
Un tren corriente nos une con el recorrido, sin prisas ni más inmediatez que los minutos que se tinos en forba de oleadas. Romper ataduras desgarradas, aferrarse a un incierto amor, acariciar, ser acariciada, recorrida por unas manos y unos labios entregados, placer sin las ataduras tiránicas de lo correcto, dejarse llevar, bajo las nubes rebeldes: no hay más y días que los días presentes; la vida ya necesidad de sentirse parte de la vida es lo que reclama el corazón. ¿Qué hay seguro más que darse las manos y mirarse a los ojos intensamente? Los eslabones de las horas muertas se rompen con los deseos lujuriosos del cuerpo. Lancemos una desdeñosa mirada al sentido común y las verdades del barquero, a los prejuicios defensivos, a la arrogancia estéril de "hacer lo correcto" que está reñidocon el "hacer loque quiero". Somos ríos, somos cumbres, somos espumas vertiginosas, somos polvo de estrellas: ¡brillemos!
En otro tren, en paisajes diferentes hay algún pasajero con otro corazón esperanzado.
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