EL CINCEL
Cuando quien escribe comienza a desgranar las ideas que quiere plasmar en el papel o en la pantalla de produce un curioso fenómeno. Una vez comienza a cobrar la primera forma la narración o el ensayo, las palabras surgen no de la conciencia plena de lo que el escribiente ha querido decir, sino que surgen de un plano diferente, tal vez inconsciente y va tomando forma, adueñándose de lo que constituye la labor creativa subjetiva.
En la novela o el relato corto es como si los personajes adquirieran una independencia del que escribe o de la escritora. Los personajes y las situaciones son los verdaderos dueños de la narración; quien escribe se convierte en medio de la creación, a la que sirve.
Quien escribe es de esta manera una especie de instrumento de la creación. Da la razón a Míguel Ángel, quién decía que la figura ya estaba dentro del bloque de mármol, y el se limitaba a verla y sacarla de su cautiverio.
No hay nada de místico en ello; es sencillamente la forma en que la mente creativa del homo sapiens interactúa con el medio, para expresar su intrínseco amor genérico para captar y expresar la belleza del mundo objetivo mediante el proceso creativo del individuo.
Inseparabilidad de lo subjetivo como parte de lo objetivo.
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