Dicha unidad de enseñanza se llamaba Instituto Industrial 36, aunque coloquialmente, la gente lo conocía por su antiguo nombre, Ion Creanga, nombre de un gran escritor rumano de cuentos infantiles. En aquel espacio-tiempo se estudiaba mucho, muchísimo. Por el respeto, por el miedo de las consecuencias, o simplemente por la educación. Lo opuesto, sin querer ofender a nadie, era considerado jugar con la pilota. Los compañeros me recibieron muy bien, intentando ayudarme en todo: conocer el instituto, a los profesores, incluso con mi especial problema que tuve con el idioma extranjero que ya no era el ruso que había estudiado dos años en mi cole, sino el inglés. El avance que ellos tenían (de dos años), me complicó un poco, la vida.
va a continuar...
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